lunes, 30 de enero de 2017

Peregrinos hacia el atardecer - Nano


“Silencio señores grandes…”
León Gieco
"...cantidades incontables de animales mugían, los teros gritaban, toda la pampa me daba la bienvenida..."

Tenía que hacer unos trámites por el centro, aproveché y pasé. Miré la casa abandonada, rajada al medio desde la explosión de la embajada, había una lámpara prendida, típico edificio público, aunque quizá estarían renovando y no se veía por donde habrían de empezar. El museo también con andamios, cerrado, todo venido abajo, un desperdicio, una distracción había dejado en el olvido un oasis más de Buenos Aires. Suipacha entre Arroyo y Libertador, la galería de la esquina totalmente abandonada, una de las zonas mas paquetas de la ciudad, como todavía bajo la desbandada de la explosión.
En aquella casa había vivido Oliverio Girondo y Norah Lange, las paredes estaban impregnadas de noches de tertulias donde se recitaban poemas, el propio Neruda brindaba a su buen vino. En la biblioteca del museo silencioso, al lado de la capilla, cuchicheaban ecos de Mujica Lainez conversando con un Borges en busca de antepasados huidizos, sintiendo resignado la cercanía de la noruega en la cama de Girondo.
Lo constaté sin detenerme a rabo de ojo, vi el Ombú donde se sentaba el tío y la puerta donde un amigo de muchos años después, me contó que acompañaba a una novia, de esos noviazgos provincianos entre la hija de un casero y un chico de barrio adentro, chuso y con muchos hermanos. Atrás me imaginé el jardín enorme y el limonero del patio andaluz, recordé a María Ines Maderal, nuestra jefa de entonces para los oficinistas (había sido degradado a oficina, pero esa es otra historia algo larga), llorando porque habían podado todo el fondo divino y salvaje que daba casi hasta la 9 de Julio. Había tenido su papel en Roza de Lejos y le brotaba un dramatismo genuino.
Seguí sin rumbo, tampoco miré el otro lado de Libertador, por donde en unos terrenos de Retiro, que luego los fue usurpando el arte chantún y ferroviario, solía comer al medio día unos sanguches de chorizos adornados y suculentos. Así seguí a los saltos por recuerdos paralelos en sus décadas, constaté que todo seguía tan o más desorganizado que entonces, la era había encontrado a la ciudad demasiado desprolija,  mal parada, ya no había nada que hacer, ni con su tráfico ni sus cableríos ni sus cañerías, todos sus cimientos corroídos por décadas de negligencia romántica y suicida. Una especie de fillicidio como exponía Rascovsky o un matricidio ejecutado por los que contiene la ciudad en su propio vientre o un deporte cultural de un pueblo, por querer sufrir histriónico y heroico, aunque no sepa del todo lo que es el sufrimiento.
Y ni me preocupa ni me afecta, solo constato y trato de salvar lo que es mío, como todos.
Unos meses atrás había dado con algo que no pude valorar, estaban promocionando una película argentina, Jauja, escuché que la presentarían en Samsø, pasaban por acá uno de los actores y el director, como buscando otra Jauja por una isla nórdica bastante grande, en la que vive poca gente algo endogámica, acá, en el golfo de Århus, a unas cuatro horas de navegación desde mi puerto.
Pensé hasta en ir, creo que fui, lo planeé y me resultaba a mano, me coincidía el fin de semana y el tiempo no estaba malo, iría hasta el lado sudoeste de la isla en el barco y de ahí en bicicleta.
Cuando finalmente vi la película fui tan desfachatado que me quedé dormido. Pasó una semana, pasó otra,  las imágenes habían quedado latentes aunque yo durmiera. Esos pastizales me trasmitían un olor, perturbando mi rutina congelada
.
Rápido me alejé de Buenos Aires, como un jinete en fuga tomé la autopista al mango, pasé Cañuelas con sus camiones y tomé la 3 hasta Gorchs, unos perros dormían panchos a la sombra de la estación de servicio cuando me apié y almorcé unas empanadas. Pasé Las Flores, en Cacharí entré, atravesé el pueblo diminuto, soñoliento de verano.
Ahí empezaba parte de lo que había ido a buscar sin saberlo.
Un par de curvas y bifurcaciones me desorientaron campo adentro, al andar una media hora ya di con la estancia y allá atrás la escuela, detrás, mas allá, La Pulpería.
Desde aquella pulpería me vine una vez sangrando cabeza gacha, habíamos estado tirándole hondazos a los carteles. Dándonos vuelta y casi sin mirar, los hacíamos sonar a toscazos.
Mario Aristegui, muy bueno para la honda, se dio vuelta sin que yo me hubiese hecho a un lado y me partió literalmente la frente bien al medio de un hondazo. No pasó absolutamente nada, sentí el toscazo rebotar en mi frente, nada más, aún hoy cuando me toco el hueso siento la marca.
Atrás, allá al fondo, había un monte donde con el Negro Bello, a un pibe de ciudad, le hicimos meter la mano en una cueva y una comadreja o algún hurón, le pegó un buén mordiscón que lo aterrorizó. Para el otro lado había un monte de pinos, desde donde supimos trasplantar algunos para el colegio.
En frente a la estancia hay una tranquera que entonces iba a dar al chiquero donde trabajaba el chiquito Mendivil, antes de ganarse la lotería.
Esa era la puerta mágica, al traspasarla me cubriría el manto infinito del Campo.
Abrí las mismas cadenas, levanté un poco la tranquera colgada, apoyada en el tiempo, cerré y tomé rumbo a
la laguna, antes, allá lejos, el canal 11. A su puente de fierro hermoso, ausente, se lo había llevado la misma negligencia tierra adentro, hasta el caracú de sus amaneceres se le ha metido la necedad. Si todo es efímero, el puente porqué no ha de serlo, a quién le puede interesar.
Caminé entre el yuyerío de cardos y pajas bravas, como sintiéndolo mío, la laguna estaba en parte seca y allá en el bajo se refrescaban la vacas, cantidades incontables de animales mugían, los teros gritaban, toda la pampa me daba la bienvenida, hasta un caballo de fábula, esbelto y arisco, con su pata izquierda blanca, jugó con las vacas y conmigo. Ni me estremecí, solo se que fue real porque les saqué unas fotos y grabé el mugido.
Era ese olor como a menta pasto bosta y calor que había sentido en la película, me desperté por cuenta propia ya del otro lado del canal, entre unas nutrias que visitaban otras nutrias y unos chajás al tranco por el agua, seguidos de otros bicharracos…
Nano Fittipaldi  

(Relato cedido gentilmente por el Club de los Cuentos)

Cumpleaños



Cumplieron años en estos días:

28- Sofia Magno
       Liliana Gòmez de Garavano

¡Felicidades!

domingo, 29 de enero de 2017

Reflexiones en torno a las entrevistas realizadas sobre el Hospital Municipal

           Para el que todavía no está enterado, cuando visitamos la ciudad de Tapalqué, realizamos algunas entrevistas sobre los tiempos fundacionales del Hospital Municipal y su actual situación. No es porque formemos parte de ese grupo que, sin analizar la situación, asegura  que “todo tiempo pasado fue mejor” ni del otro que afirma: “quien se ata al pasado se  opone al progreso”. ¡De ninguna manera!  

Celebramos los adelantos de la ciencia y de la técnica. Es más, nos hemos esforzados por adquirir conocimientos que nos permitan seguir los pasos del progreso, pero creemos que en ese pasado, tan devaluado a veces,  existen principios,  comportamientos, costumbres, actitudes respetuosas y solidarias que nos han hecho sentir orgullosos de Tapalqué ante el mundo. Tambiën hemos recibido como herencia  instituciones esenciales y valiosas, que es necesario , respetar, defender, mantener y actualizar, si fuere necesario.

Y esta modalidad de realizar entrevistas a gente mayor nos parece el método más adecuado para revivir un pasado genuino que nos trasciende y rescatar aquellos comportamientos de convivencia y respeto que añoramos.


Ese es el único fin de este trabajo. No nos interesan las internas de cualquier  partido político -que deben dirimirse en el ámbito que les  corresponde-  sólo nos interesa preservar esos principios fundacionales que hicieron de Tapalqué un lugar para todos. Por lo tanto, continuaremos  con la publicación de las entrevistas hasta agotar las respuestas y luego se abordarán  otros temas que nos han sido sugeridos.
Gladis Fittipaldi   
,,,

Fotos de la Inauguración del Hospital Municipal extraídas de Tapalqué de Ayer

jueves, 26 de enero de 2017

Cumpleaños


Hoy 26, cumplen años:

Yanina Linares
     Maria Ethel Spalletti De Arnejo

¡Felicidades!





Titina Simons: "Uno de los peores males que sufrieron nuestras instituciones -y lo que es peor en el plano de la salud- es la politización"


Esta vez ingresamos al Hospital Municipal para conocer algunos datos sobre su funcionamiento, desde el interior del mismo. Le hicimos llegar las preguntas a la enfermera -ahora jubilada- Titina Simons que se desempeñó en el lugar. Espontánea en sus respuestas y apreciaciones, con sus referencias, nos hace imaginar como fue ese Tapalqué que alcanzaba una verdadera conquista sanitaria en 1935, -creacion del Hospital- y la labor de esos médicos que con su esfuerzo, acompañaron el crecimiento de un pueblo

¿Conociste a algunos profesionales del Hospital Municipal,  de los que marcaron el rumbo en los primeros tiempos? ¿Podrías darnos algunos datos de la personalidad y de la forma de desarrollar la profesión, de algunos de ellos?
Conocí como médico de la familia al Dr. Alejandro Spreáfico, Dr. Echeverría y Dr. Iticovici. Estos médicos, llegados de distintos lugares del país, se afincaron en Tapalqué entre la década del 30 al 50. En la década del 30, Tapalqué era un típico pueblo rural, como perdido en la inmensidad de la pampa: calles de tierra, muchos ranchos, montes, pajonales, poblaciones dispersas en campos vecinos, con difícil acceso a las zonas rurales alejadas.
A estos médicos los recuerdo como hombres de bien, excelentes profesionales, dedicados. Los que los conocimos a través de los años, damos fe que no se enriquecieron. No llegaron acá en búsqueda solo de bienestar económico, vinieron a ponerse al servicio de la gente y lograron entablar esa relación médico-paciente que perduró por más de 40 años.
Echeverría era un maestro Desde la puerta miraba a los enfermos e inmediatamente sabía lo que tenían e impartía instrucciones. Lo recuerdo al Dr Echeverría como muy recto, pero a la vez “chistoso”. Les hacía bromas a los enfermos  para quitarles el temor.
  
¿Y qué me puedes decir de las enfermeras de ese tiempo?   
            Entre las enfermeras recuerdo a Lucy Santiago, Quela Otero, Celina Garassi. María Santos era la más reservada, guardaba el secreto profesional. Los médicos le tenían confianza y respeto. Las enfermeras aprendían con los médicos, se formaban con ellos, eran los verdaderos capacitadores.

 ¿Conocés anécdotas de algunos de ellos que puedan servir para orientar el camino en estos momentos de crisis?
            El Dr. Justo P. Nuñez era el típico médico rural, nada lo detenía si se trataba de atender a  un enfermo. Salía con su carruaje bajo la lluvia, el barro o bajo el pleno sol de verano. En una ocasión así, llegó al ranchito donde vivía mi tía en una quinta alejada del pueblo. No tenía como pagarle, no solo no cobró, sino que le dejó dinero bajo su almohada.
Recuerdo que en el Hospital, todo inspiraba respeto por el orden y la dedicación. Los médicos no contaban con los medicamentos ni la aparatología de hoy. Ej: recurrían a las bolsas de arena para dar calor. No se hacían cesáreas tan frecuentes como ahora. Las parturientas se internaban y durante tres o cuatro días permanecían en observación.
A las 12 de la noche se cortaba la luz y debían alumbrarse con sol de noche En una oportunidad el Dr Spreáfico salvó a  una  paciente  de un embarazo ectópico. Fue un domingo de urgencia.
Mi mamá se llamaba Delia , trabajaba en la casa de familia del Dr. Echeverría. Cuando por la noche lo llamaban a hacer un domicilio, se hacía acompañar por mi mamá para que le alumbrara con una vela
            En estas épocas pasa a ser una anécdota. El Director del Hospital no tenía horario, atendía allí, en su domicilio o concurría donde lo llamaran, pero también se daba tiempo para “hacer una recorrida” por el Hospital, a las horas más insólitas, como por ejemplo a las tres de la mañana.
            
 A tu juicio ¿qué debería hacerse en esta encrucijada para solucionar los conflictos existentes?
Uno de los peores males que sufrieron nuestras instituciones y lo que es peor en el plano de la salud, fue la politización.
             
¿Qué le falta en la actualidad al Hospital Municipal para cumplir con las expectativas de salud de la población de Tapalqué?

Se debe contar con una “cabeza”, un profesional comprometido  que dé el ejemplo, si es posible de carrera hospitalaria.

*Foto: Tapalqué de Ayer
*Entrevista realizada por un colaborador, a través de un cuestionario 

www.tapalqueneros.blogspot.com
www.clavesendiagonal.blogspot.com
mail: tapalqueneros@gmail.com

martes, 24 de enero de 2017

Cumpleaños

Cumplieron años:

20- Ana Maria Paz De Petronelli
     Melody Manuel

21- Sofia Hondarrè

24- Maria Eugenia Fittipaldi

¡Felicidades!

sábado, 21 de enero de 2017

Reencuentro familiar en el Balneario Municipal - 2017


El 8 de enero del Nuevo Año se reunieron nuevamente los Fittipaldi- Capdevila en el Balneario Municipal de Tapalqué. En ese paradisíaco lugar, donde la naturaleza se impone con todo su esplendor y en un día típico de verano, se reunieron un año más, para celegrar la vida y festejar las buenas nuevas del año transcurrido y en silencio recordar a los que ya no están.

Esta especie de ceremonia laica, los congrega año a año y la fiesta está completa cuando aparece Nano,  ese gran andariego de la familia  que nos manda mail desde el lugar donde se encuentra (esta vez Uruguay), dudando si va a  llegar a tiempo, cuando nosotros hemos viajado cientos de kilómetros para reencontrarnos y festejar que esté nuevamente por estos lares.

Todos los años hay un grupo fuerte infaltable que asegura el éxito del almuerzo, otros que por distintos motivos no pueden venir y otros que se incorporan gradualmente. Pero en las distintas anécdotas que se recuerdan y corren de boca en boca, están presentes todos porque siguen siendo parte de un tronco indestructible que no repara en distancias para llegar al lugar de la cita.
Rocío como es habitual ofició de fotógrafa . Uno de los motivos por el cual, ahora publicamos la crónica es porque recién nos llegaron las fotos, esta vez auxiliada por el celular porque no había traído cámara  Y menos mal que las envió antes de partir para Necochea  esta otra gran viajera de la familia.

Salieron de La Plata Kinyo, Joaquín, Romina, Rocío y Gladis, como es habitual más tarde de lo programado, fresco por el aire acondicionado, aunque afuera el calor aumentaba persistentemente.

Al pasar Saladillo, en la estación de servicio que está a 8 Km aproximadamente, si no están cruzando la ruta ¡espérelos! porque en cualquier momento llegan,.Parecen personajes de un libro de cuentos, pero ¡no!


son auténticos. ¡Es una bandada de gansos!   ¡Qué auto no disminuye la velocidad para contemplar tanta belleza!




Mirarlos deslizarse por el agua es un espectáculo aparte. ¡Naturaleza pura en todo su esplendor!

 





Y después de observarlos largo rato, para ver como se alineaban de cuatro en fondo, los viajeros aceleraron la marcha y llegaron a Tapalqué, dentro de lo previsto.

A la noche, los que habían llegado con anticipación, festejaron la previa, como es habitual, en Don Giuseppe.

¡Al Balneario!
Y finalmente el domingo, si bien se presentó tormentoso, se persistía en el intento de realizar la reunión en el Balneario, hasta que se despejaron las nubes cuando ya estaban instalados.
Este año concurrieron Negra Giobbi, Carlitos, Hugo, Jorge, Luisito, Guri, Graciela, Nano y Gladis con parte de sus respectivas familias. He aquí las fotos:










Y al final la galería fotográfica





 


                                                                                 



                                                                                                       

jueves, 19 de enero de 2017

Cumpleaños

Cumplieron años

15- Ana Lucia Arias Selso

Hoy 19- Diego Fittipaldi
    Gonzalo Suàrez
   Molly Oberto De Campanari

¡Felicidades!

martes, 17 de enero de 2017

Susy Lapasta: "No debiera mezclarse la política partidaria con la salud"



Continuamos con las entrevistas a  adultos  mayores de Tapalqué, “cuyos recuerdos propios u oídos de sus padres, rondan con la época de la fundación del Hospital Municipal”.

Susy Lapasta  -   

entrevista realizada por  Gladis   Fittipaldi
          No sería necesaria la presentación de Susy, ampliamente conocida en la ciudad por los trabajos realizados en círculos educativos y artísticos, pero como las redes sociales llegan a lugares insospechados, diremos que concurrió a la Escuela Primaria N°1 y al Colegio Nacional, ambos de Tapalqué y a la Escuela Nacional de Bellas Artes de Azul. Se desempeñó como Maestra de Plástica y Actividades Manuales en todas las Escuelas del distrito y zonas rurales.Fue profesora en la Escuela Secundaria N°1 y en la antigua escuela profesional dictando materias relacionada con su especialidad. Es artista plástica, artesana, escritora, colabora con los medios periodísticos escritos y radiales. 
Estoy segura que como sucedió con la entrevista publicada anteriormente, las respuesta de Susy será leída por miles de personas, por  el conocimiento que tiene de la gente y su participación en la vida cotidiana de  Tapalqué.   
           
         ¿Conociste a algunos profesionales del Hospital Municipal,  de los que marcaron el rumbo en los primeros tiempos? ¿Podrías darnos algunos datos de la personalidad y de la forma de desarrollar la profesión, de algunos de ellos?
          Conocí desde mi más tierna infancia al Dr. Alejandro Spreáfico padre del Dr. que nos atiende y lleva su mismo nombre ¿Qué decir? Que nunca nos cobró, qué atendió a toda la familia, que se quedó en Tapalqué e hizo de su profesión un culto. ¡Honró la PROFESIÓN!  
          Contaban en mi casa que cierta  vez vino un chico a galope tendido a su consultorio. Llamó ¡Dr. Dr. vaya pa´ lo Fittipaldi que está muy jodido!” . Salió el médico montando su caballo y en cada casa del lejano Tapalqué preguntó: ¿Acá es lo del Fittipaldi que está descompuesto? Cuando por fin pudo dar con el domicilio, el enfermo había muerto. No era por culpa del médico sino por las nulas referencias del muchacho de los mandados.                                                                                                                                                   Conocí al Dr. Lorenzo Echeverría quien se radicó en Tapalqué, recién salido de la Facultad de Medicina . Lo ví visitar el Hospital cuatro veces por día. Una vez le preguntaron el motivo… Hay distintas dolencias y distintos tiempos en la vida de los pacientes y el atardecer es la hora de la muerte.                                  Estos viejos y queridos médicos, tenían una cultura muy elevada, fueron mentores de Instituciones y Clubes y se los veía en los actos culturales, tenían una nutrida biblioteca y un amor por lo que hacían ¡Una pasión! Operaban, curaban “a ojo”y escuchando al paciente tenían diagnósticos acertados, salvaban vidas y recibían vidas.                                                                                                                                                                                     Conocí y traté al Dr. Leopoldo Carlos Asencio cuyo diagnóstico era acertado ¡Qué buen médico! Anestesiaba a los pacientes, jamás derivaba a nadie y todo se resolvía acá, en el Hospital de Tapalqué.                      También conocí y traté al Dr Ricardo T. Romera . Sus manos eran alas usando el bisturí. Atendió a  mi padre en su etapa terminal y cuando fuimos a su consultorio para pagar sus honorarios, no nos cobró. “El mejor pago es que el chico de 12 años que ha perdido a su papá termine la escuela secundaria y vos sigas en Bellas Artes. A mí no me deben nada”.                                                                                                                Y no quiero olvidarme del Dr. Humberto Arenaza. Un Señor en el amplio sentido de la palabra, un PROFESIONAL como pocos, comprometido con la sublime misión de curar.
        El Dr. David del Blanco, humilde, hermosa persona, presto a la escucha. Si habré ido a su consultorio a preguntarle: "Dr. mi nieto tiene tal cosa, no lo puedo traer"…¿estaré acertada en la pregunta? Y él con esa cualidad y calidad humana que lo caracteriza me indicaba y de este modo disipaba mis dudas y temores.Un pediatra de lujo. Aún está en actividad, como lo está el Dr. Alejandro (Cacho) Spreáfico, profesional minucioso, correcto, tranquilo, también con sus acertados diagnósticos, por algo le fue otorgado el “premio Hipócrates a la Medicina

          ¿Y qué me puedes decir de las enfermeras de ese tiempo?                                                                            ¿Qué decir de las enfermeras? Unas misioneras. Mujeres abnegadas que dejaron su vida en los blancos pabellones del Hospital: Amelia Sierra, María Santos, Lucrecia Len, Cata Fittipaldi, Lita Vila, Celia Garassi, una dulce señorita de apellido Cuccuni, Ernesto Davidós, Graciela Villarruel, Rosita Acuña, la mamá de los muchachos de Benavente… Se me escapa algún nombre…
                                                                                                                                                                                             
¿Conocés anécdotas de algunos de ellos que puedan servir para orientar el camino en estos momentos de crisis?
He vivido muchas anécdotas y escuchado historias narradas por ellos. Les gusta charlar a los médicos (yo no tengo la culpa). El Dr Spreáfico , padre del actual médico, iba a curarme todos los inviernos. Yo tenía un pizarrón chiquito para entretenerme. Antes de revisarme me decía: “Dibujáme a Rola Diago” y yo con mis manos afiebradas empezaba por la nariz de Rola y en cuanto me adentraba en el dibujo me ponía la inyección y me decía: ¡Hasta mañana! ¡Mañana dibujás a Martín Belén! Otro ejemplo : Ellos solían llegar a la farmacia de Gundel o de Gau y hacían preparar los medicamentos y los llevaban al Hospital pues había mucha gente analfabeta.
  
            A tu juicio ¿qué debería hacerse en esta encrucijada para solucionar los conflictos existentes?                                                                                                                                                  Para solucionar los conflictos existentes:                                                                                           *No debiera mezclarse la política partidaria con la salud.                                                                              *Quien rige los destinos del Hospital debe ser idóneo y residente de Tapalqué. Para mí sería lo fundamental.
¿Cómo puede decirse que un médico excelente es sacado de su cargo porque piensa diferente? Eso pasa…

          ¿Qué le falta en la actualidad al Hospital Municipal para cumplir con las expectativas de salud de la población de Tapalqué?   
 *Médicos que cumplan sus horarios y den turnos y estén en sus lugares de trabajo esperando a sus pacientes.
*Que no sean tan largas las horas de espera…
*Que no haya tantas derivaciones .                                                                                                        *Que los bebés puedan nacer en Tapalqué.        
*Qué los ancianos puedan morir en Tapalqué. 

           ¿Desea agregar algo más sobre el tema?                                                                                                  Sí. Hace unos días un grupo de vecinos autoconvocados, motivados por lo sucedido con el Dr. Díaz, nos unimos para pedir por Nuestro  Hospital. 
            El 28/1 /17 por la mañana volveremos a reunirnos alguien nos escuchará. Alguien hará algo para revertir esta grave situación.



*Entrevista realizada a través de preguntas escritas

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