Cuando el guía terminó su explicación sobre las ruinas mayas de Chichén- Itzá, tuvimos un tiempo libre para visitar por nuestra cuenta el lugar o comprar si uno así lo deseaba, algún recuerdo en los tantos puestos que allí se encuentran instalados. Una vez más nos asombró el dominio de varios idiomas que tienen los vendedores. Se nota que está todo preparado para el turismo. ¡Me encantó haber estado en ese lugar! Por su historia, su arquitectura, y todo lo que conté anteriormente sobre la vida de los mayas. Pero ahí se siente realmente el silencio... Una sensación muy fuerte, pues a pesar de encontrarse miles de turistas recorriendo todo, sentí que estábamos en un lugar sagrado. Y el estar frente a la pirámide de Kukulkán fue mágico; un gran magnetismo se adueñó de mí que no podía quitar la vista de ella...
Ya en la vans (por suerte con aire acondicionado), seguimos viaje por unos pocos kilómetros hasta un restaurante llamado Chilam Balam donde almorzamos (estaba incluído en la excursión). Muy ricos y abundantes platos de cocina mexicana. La bebida que llamó nuestra atención, se llama Agua de Jamaica. Es del color del vino tinto, se sirve en vasos con hielo y es riquísima. Luego tuve oportunidad de averiguar que posee muchas propiedades beneficiosas para el organismo (incluso para adelgazar). Mientras comíamos, en un costado y sobre un escenario, 4 mujeres ataviadas con sus trajes típicos realizaban danzas tradicionales.
Nuestro próximo destino era el pueblo de Valladolid. Pero antes hicimos una parada para visitar un cenote.
Cenote, del maya dz'onot, significa sagrado o caverna con agua, con la condición de que esté conectado a un sistema de río subterráneo. Se supone que se derrumbaron techos de una o varias cuevas o cavernas profundas. Ahí se juntan las aguas subterráneas, formando un estanque más o menos profundo. Existen cenotes a cielo abierto, semiabiertos y subterráneos o en gruta. Esta clasificación está directamente relacionada con la edad del cenote, siendo los cenotes maduros aquellos que se encuentran completamente abiertos y los más jóvenes los que todavía conservan su cúpula intacta.
El color del agua usualmente es turquesa transparente, aunque algunos tienen aguas en tono verdoso. Se estima que en la Península de Yucatán existen más de 3.000 distribuídos en todo el territorio. De ellos hay localizados unos 1.400.
Dzitnup es una gruta - cenote en el que se puede nadar, y se encuentra a unos 10' de Valladolid. En la entrada, hay varios puestos donde se ofrecen artículos regionales.
Para poder acceder hay que bajar unas escalinatas labradas en la roca, son estrechas, y resulta complicado porque está muy oscuro. Durante un trecho se realiza el descenso teniendo directamente la roca sobre nuestras cabezas y hay que inclinarse un poco para no chocársela. Desembocan las escalinatas en un paraje por el que se accede al único salón de la cavidad.
Este cenote también se lo conoce con el nombre de "X kekén" y es un lugar de una belleza poco común. Fue descubierto en los años 1950 por un campesino que buscaba uno de sus cerdos, éste estaba perdido y cayó en el cenote. El significado de cerdo en maya es "X kekén", y es el nombre que tenía en un principio el cenote.
Está dentro de una cámara subterránea iluminado por un rayo de luz que entra por un hoyo en el techo. En ella hay un lago de color azul turquesa, lleno de estalactitas que descienden de la bóveda. Este efecto hace que duplique la imagen gracias al reflejo de sus aguas cristalinas, creando una belleza espectacular.
Está permitido nadar pero con la precaución de tomarse de una cuerda para estar a salvo y encontrar de ser necesario, la salida de la cueva; también por la baja temperatura del agua, sufrir calambres o quizás ser absorbido por algunas de las corrientes existentes por debajo de la formación rocosa. El agua es poco profunda y tan limpia y clara, que se observan múltiples peces. Se puede nadar, pero debajo de la tierra... Es una experiencia sorprendente.
Estar en esa caverna de rocas me hizo acordar a la película "Indiana Jones en busca del arca perdida" u otra de esa saga. No sólo no nos metimos al agua, sino que no pude vencer mi claustrofobia. Tomamos unas cuantas fotos y respiré aliviada cuando estuvimos en el exterior.
Protegiéndonos del sol y del calor intenso nos sentamos cerca de allí a la sombra, en espera de los demás que estaban todavía dentro.
Hasta la próxima
fotos
1- entrada al cenote
2- rayo de luz que entra por el techo
3- cartel afuera del cenote
4- sobre la roca con el cenote atrás
5- primer plano de las rocas
6- otra imagen del cenote
7- increíbles estalactitas
8- árboles en el exterior del cenote
1 comentario:
Hola M.M. me encantó este relato, sinceramente me hubiera encantado entrar en esa cueva, la foto donde entra el rayo de luz está hermosa con ese color del agua y las estalactitas, "QUE LINDO", felicitaciones, cariños Grace.
Publicar un comentario