Para librarme de la prosa vana y contemplar de la ilusión el vuelo, me paso largas horas de desvelo asomado en silencio a mi ventana. Hundo mis ojos en la noche arcana y mientras sorben plenitud de cielo, toda la inmensidad, como mi anhelo, de magníficos astros se engalana. En una noche de imborrables huellas en que, absorto en mi viaje a las estrellas, las miraba acercarse poco a poco, cortó las alas a mi fantasía la voz de un rapazuelo que decía: -¡Allí, en esa casa, vive un loco! Julián Marchena (1897-1985),
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario