domingo, 24 de febrero de 2008

CANTOS RODADOS - Susy Lapasta
Amanece…
Una suave brisa se cuela tras las cortinas que se agitan en el más profundo silencio, los pájaros con su ritual de milenios saludan al nuevo día que presagia bochornos de sol. Es verano, la panza de las nubes y la copa del añoso paraíso se tiñen de naranja-rojo… De pronto me sorprenden alaridos que taladran mis oídos. Son chicas, percibo por el timbre de sus voces, corro hacia la ventana y lo confirmo.
Allí van, desgreñadas, con los zapatos en la mano, los pelos revueltos, tambaleantes como Cristo camino al Calvario. Son cinco. Ya mi mañana dominguera se tiñe como la copa del viejo paraíso y la panza de las nubes del violeta morado de la angustia. ¿Dónde han estado? ¿Qué han consumido? Futuras adultas…hoy jovencitas que son como despojos humanos.
¿Qué piensan los responsables de estas chicas? ¡Si pudiera hacer algo más de lo que ya hice!!!
Me siento sin fuerzas. El dolor me aplasta, Sé que por un tiempo no podré pintar mis paisajes luminosos. Y recuerdo estas palabras que tantas veces leí en otros tiempos: “Señor, me diste la vida para cosas sencillas: para oler las manzanas y las rosas, para que el sol evapore las gotas de agua que mojaron mi piel, para que mis ojos vean tanta belleza, para que mis oídos distingan el canto, el trino y el gorjeo, para que mis labios besen, para que mis manos den y acaricien. Me diste la Vida para descubrir a los demás”…y…bueno, eso es lo que quiero hacer esta mañana de enero…
Un día Michel Quoist escribió para todos nosotros esto que aquí transcribo:
“Todos somos necesarios ¡ustedes también lo son!
Si la palabra dijese:-Una palabra no puede hacer una página-no habría libro.
Si el agua dijese:-una gota de agua no puede formar un río- no habría cosecha.
Si el hombre dijese:-Un gesto de amor no puede salvar a la humanidad…nunca habría justicia, ni paz, ni dignidad, ni amor, ni felicidad sobre la tierra de los hombres.”

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