Cuando el gral don José de San Martín, se encontraba en Mendoza preparando el ejército de los Andes, había dado la
orden que nadie podía pasar al polvorín del regimiento con botas y espuelas
puestas, porque podían producir chispas y hacer volar todo por los aires.
Con el fin de verificar si sus
soldados cumplían las órdenes, se presentó en la guardia del polvorín con botas
erradas y espuelas puestas. Cuando fue detenido por el centinela de guardia, (en un diálogo imaginario) el gral San Martín
le habría dicho:
-Cómo soldado ¿Ud. no sabe quién soy
yo?
-Sí señor, el general San Martín, el
mismo que
me dio la orden de no dejar pasar a nadie con las botas puestas.
Ante la actitud del soldado, San
Martín no sólo lo felicita sino que además
lo premia por su comportamiento. Y la anécdota trasciende para que sirva de
ejemplo al resto de los soldados y de las sucesivas generaciones.
Hoy también ante una situación
complicada, vemos con asombro, que mientras la población en su conjunto debe
permanecer en aislamiento social, autoridades que parten desde zonas de riesgos,
pretenden no cumplir con las medidas que
ellos mismos han dispuesto para el resto de los ciudadanos, como por ej.: moverse por todos lados, no usar barbijos, no mantener la distancias
estipuladas.
Y quienes argumentan que en el DNU, hay artículo que exceptúa de su cumplimiento a las autoridades, por lo que ha
trascendido del Gral San Martín a la posteridad, no es creíble que hubiera incluido en sus órdenes, un artículo
que lo exceptuara de las obligaciones que imponía a los demás. GSF
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