Y el
tiempo fue
de que en el interior de su virgen madurez
fuera sembrada,
la semilla de la vida.
Y genes y cromosomas
dejaron de reposar
para producir
el maravilloso misterio de ser.
Las nueves lunas
postergaron a la muchacha amable
modelando la prosecución de la especie
y la convirtieron en mujer-mujer.
Y su entraña,
entreabrió sus pétalos
y desde su minúscula inmensidad biológica,
la transformó en madre.
HORACIO ALBERTO URBAÑSKI
BERISSO. BUENOS AIRES.
ARGENTINA.
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