martes, 31 de julio de 2012

El adiós a Héctor Tizón


En Yala, Jujuy, su lugar en el mundo, murió a los 82 años el escritor argentino Héctor Tizón
Abogado, periodista y diplomático, participó activamente en política como afiliado radical,-se confesaba Yrigoyenista-  ministro de Gobierno, Justicia y Educación, en 1962, se exilió en España en 1976, pero regresó al país en 1982. Fue convencional constituyente por su provincia y formó parte del bloque que presidió Raúl Alfonsín en 1994, para integrar finalmente la Corte Suprema de Justicia de Jujuy.
Ha publicado los libros de relatos A un costado de los rieles (1960) y El gallo blanco (1992); las novelas Fuego en Casabindo (1969), El cantar del profeta y el bandido (1972),Sota de bastos, caballo de espadas (1975), La casa y el viento (1984), El viaje (1988), El hombre que llegó a un pueblo (1988), Luz de las crueles provincias (1995), La mujer de Strasser(1997), Extraño y pálido fulgor (1999), El viejo soldado ( 2002) y La belleza del mundo (2004) y Memorial de la Puna (2012). Sus artículos y ensayos en Tierras de frontera ( 2000) y No es posible callar (2004); sus relatos, en Cuentos completos ( 2006), Sus memorias, en El resplandor de la hoguera  (2008). Su obra ha sido traducida al francés, inglés, ruso, polaco y alemán. Premios Konex, Academia Nacional de las Letras, Consagración y el Gran Premio 2000 del Fondo Nacional de las Artes. En 1996 fue condecorado con el título de Caballero de la Orden de las Artes y las Letras por el gobierno de Francia.
Intelectual respetado por su coherencia ideológica se convirtió en destacado narrador de  historias ubicadas en el pasado, algunas desde la época de la Colonia, describe climas y atmósferas con una  prosa recatada y austera.
En un reportaje realizado en 1999,  María Esther Vázquez le pregunta ¿en qué cambiaste? Tizón responde:
-En el carácter. Ya no tengo impaciencias ni apuros. Si me muriera hoy , no tendría pena por las cosas que supuestamente podría haber hecho y no hice. Además, y por no vivir en una gran ciudad, disfruto algo que pocos tienen, salvo los muy ricos: tiempo.

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