martes, 28 de agosto de 2012

Sequías e inundaciones en Tapalqué II




Recuerdos de otra inundación 
(Viene del día27)
Bien pronto empezaron a llegar refuerzos para ayudar en la odisea que nos tocaba emprender. Primero Carlitos que me convenció que era mejor salir antes que la inundación cobrara mayor fuerza. Luego el Chin a colaborar en tareas varias, como guardar las fotos en la parte más elevada de la casa "para no perder el pasado y la identidad" y los libros para no "extraviar el futuro". Dejamos al Chin, y con Carlitos nos fuimos a la Panadería de Fulco a comprar galleta, alimento indispensable en tiempos de inundación.

Ya para cuando estábamos a una cuadra de la Panadería, el agua nos llegaba arriba de la rodilla. La travesía no dejaba de ser una aventura, aunque por allí, la sacudida por el desnivel de algún pozo que siempre hay en las veredas de tierra, nos hacía detener la respiración. 
A pesar de lo divertida que fue aquella excursión, pasados unos días nos dimos cuenta de la imprudencia cometida porque la única víctima fatal que hubo fue, por la descarga eléctrica  que se produjo, al chocar un cable cortado en el agua.
Al llegar a la Panadería lo encontramos a Chito Fulco en la cuadra, subiendo el pan lo más alto que podía para que no se mojora. Con su habitual generosidad y bonhomía, nos dijo:
- Hermano, lleváte lo que quieras.
- Precisaríamos una bolsa de galleta y también salamines. Después de la inundación paso -dijo Carlos.
 Con la bolsa grande de galleta al hombro  y los salamines envueltos en papel  -que la lluvia destruyó antes de llegar a casa- dimos la vuelta. El agua que corría cada vez con mayor fuerza, apenas si nos dejaba avanzar,  mientras yo pensaba, según el cariz que iban tomando los acontecimientos: ¿Podrá Carlitos, volver alguna vez a pagarle?...    


Dado que la finalidad de estos artículos, es llamar  la atención sobre la necesidad de construir un proyecto integral en el centro de la provincia de Buenos Aires, para que los pueblos con menores recursos no se vean perjudicados por el agua que les mandan aquellas ciudades de aguas arriba que tienen más dinero para invertir, continuamos con la publicación de la memoria elaborada por Florentino Ameghino

LAS SEQUÍAS Y LAS INUNDACIONES EN LA PROVINCIA BUENOS AIRES  - Florntino Ameghino -  II

"Es cierto que en distintas regiones de Europa se practica el drenaje y el desagüe de los campos en grande escala, sin que a nadie se le haya ocurrido que pueda ser perjudicial, por ser demasiado evidentes sus beneficios. Pero es que la constitución física de aquellas regiones es completamente distinta de la de estos territorios; de consiguiente, lo que allí reporta beneficios, bien podría producir aquí perjuicios. Allí no se conocen esas grandes sequías que son a menudo el azote de esta Provincia; las lluvias son allí más regulares y el agua no escasea en ninguna época del año. Es así muy natural que allí se desagüe al sobrante de las aguas porque realmente lo hay.

 Aquí no hay sobrante. Si hoy nos ahogamos por excesiva abundancia de agua, mañana nos moriremos de sed. En tales condiciones ¿que ventajas reportará el desagüe de la Pampa? Indudablemente importantes beneficios para unas mil leguas de terrenos anegadizos en las épocas anormales; de excedentes lluvias, evitando en parte en lo sucesivo las grandes pérdidas que ocasionan las inundaciones.

 Con todo, sería bueno tener presente que si esos terrenos anegadizos no son utilizables en los períodos de grandes lluvias, en las épocas de grandes sequías, cuando toda la llanura se presenta desnuda de vegetación y sin agua, ellos constituyen los únicos campos de pastoreo en donde se acumulan las haciendas para salvarlas de la muerte.

 Por otra parte, con los canales de desagüe es posible que no se eviten por completo las inundaciones, como parece creerse. Las aguas excedentes de las planicies elevadas y terrenos de poco declive corren a los ríos con lentitud, pero es permitido suponer que por medio de los canales de desagüe se precipitarían con mayor fuerza y prontitud a los cauces de los ríos o a los puntos bajos hacia donde se les diera dirección. Si así sucediera, o habría que dar a los canales de desagüe una capacidad extraordinaria que exigiría un costo enorme, o las crecientes y desbordes se producirían con mayor rapidez que ahora y ocasionarían estragos aún más considerables en un menor espacio de tiempo, pues verificándose el desagüe con mayor rapidez, las inundaciones serían de menor duración. Las aguas no ocasionarían pérdidas de consideración en las planicies elevadas y de poco declive, pero ¿qué estragos no producirían en los puntos bajos los desbordes de los ríos y de los canales?"


Muchos hemos visto que las palabras resaltadas en el párrafo anterior se cumplieron, inexorablemente, más de cien años después. La ciudad de Olavarría pudo sortear con éxito inundaciones posteriores, porque la señora Amalia Lacroze de Fortabat donó muchos miles de pesos para que fuese contratado un ingeniero con experiencia en inundaciones en el exterior.  Lamentablemente en esa oportunidad se eliminaron los meandros del arroyo Tapalqué, para que el agua saliera más ligero de la ciudad de Olavarría, lo que produjo que las inundaciones fueran de mayor magnitud en los pueblos vecinos que no alcanzaban a desagotar. Aún recuerdo- y muchos también lo recordarán- la reunión que se nrealizó en el salón del HCD, con la presencia de los Intendentes de Tapalqué y Olavarría, concejales y periodistas, donde el ingeniero mencionado explicó los trabajos realizados y a realizar. Se permitieron preguntas a la prensa, pero las diferencias eran insalvables dada la concepción del proyecto y porque ellos tenían el poder y la plata.
 Seguramente que Olavarría no sufre con tanta intensidad las inundaciones, en estos momentos, como resultado de un trabajo individual. Sin embargo, es un claro ejemplo de lo que no hay que hacer en el centro de la Pcia de Bs. As. que requiere un proyecto que abarque a todas las poblaciones involucradas en las periódicas inundaciones.
GSF  

     

No hay comentarios: