No es necesario seguir su derrotero, pueblo por pueblo para entender que el nombre de "payador perseguido" con el que tituló una de sus obras es un fiel reflejo de su vida. Y conviene hacer conocer algunos datos, a veces olvidados, para que entiendan, de una vez por todas, que las persecusiones, las realice quien las realizare, nunca tienen éxito. El talento siempre renace.
Según las propias palabras de Atahualpa: «En tiempos de Perón estuve varios años sin poder trabajar en la Argentina... Me acusaban de todo, hasta del crimen de la semana que viene. Desde esa olvidable época tengo el índice de la mano derecha quebrado. Una vez más pusieron sobre mi mano una máquina de escribir y luego se sentaban arriba, otros saltaban. Buscaban deshacerme la mano pero no se percataron de un detalle: me dañaron la mano derecha y yo, para tocar la guitarra, soy zurdo. Todavía hoy, a varios años de ese hecho, hay tonos como el Si menor que me cuesta hacerlos. Los puedo ejecutar porque uso el oficio, la maña; pero realmente me cuestan.»
Sin embargo quienes quisieron tronchar su destino, sin querer lo impulsaron al éxito. En 1950 se exilió a Uruguay y de allí a París, desde donde inició una brillante carrera internacional.
Sus libros Piedra sola (1939), Aires (1943), Cerro Bayo (1953), Guitarra (1960), El canto del viento (1965), El payador perseguido (1972), Del algarrobo al cerezo (1977), Confesiones de un payador (Ediciones Galerna)(1984), La palabra sagrada (1989), La Capataza (1992) dan testimonio de su talento natural para describir su geografía y reflejar la lucha del hombre por encontrar su lugar en el mundo .
Falleció en Nimes, Francia, el 23 de mayo de 1992. A la sombra de un roble descansan sus cenizas, en los jardines de su casa museo, en la localidad de Cerro Colorado, Argentina.
Se transcribe:
Los hermanos
Atahualpa Yupanqui
Yo tengo tantos hermanos
que no los puedo contar.
En el valle, la montaña,
en la pampa y en el mar.
Cada cual con sus trabajos,
con sus sueños, cada cual.
Con la esperanza adelante,
con los recuerdos detrás.
Yo tengo tantos hermanos
que no los puedo contar.
Gente de mano caliente
por eso de la amistad,
Con un lloro, pa llorarlo,
con un rezo pa rezar.
Con un horizonte abierto
que siempre está más allá.
Y esa fuerza pa buscarlo
con tesón y voluntad.
Cuando parece más cerca
es cuando se aleja más.
Yo tengo tantos hermanos
que no los puedo contar.
Y así seguimos andando
curtidos de soledad.
Nos perdemos por el mundo,
nos volvemos a encontrar.
Y así nos reconocemos
por el lejano mirar,
por la copla que mordemos,
semilla de inmensidad.
Y así, seguimos andando
curtidos de soledad.
Y en nosotros nuestros muertos
pa que nadie quede atrás.
Yo tengo tantos hermanos
que no los puedo contar,
y una novia muy hermosa
que se llama ¡Libertad!
que no los puedo contar.
En el valle, la montaña,
en la pampa y en el mar.
Cada cual con sus trabajos,
con sus sueños, cada cual.
Con la esperanza adelante,
con los recuerdos detrás.
Yo tengo tantos hermanos
que no los puedo contar.
Gente de mano caliente
por eso de la amistad,
Con un lloro, pa llorarlo,
con un rezo pa rezar.
Con un horizonte abierto
que siempre está más allá.
Y esa fuerza pa buscarlo
con tesón y voluntad.
Cuando parece más cerca
es cuando se aleja más.
Yo tengo tantos hermanos
que no los puedo contar.
Y así seguimos andando
curtidos de soledad.
Nos perdemos por el mundo,
nos volvemos a encontrar.
Y así nos reconocemos
por el lejano mirar,
por la copla que mordemos,
semilla de inmensidad.
Y así, seguimos andando
curtidos de soledad.
Y en nosotros nuestros muertos
pa que nadie quede atrás.
Yo tengo tantos hermanos
que no los puedo contar,
y una novia muy hermosa
que se llama ¡Libertad!