jueves, 6 de febrero de 2020

Nano, nuestro corresponsal viajero, visita la India

Namaste
           Para un argentino desconfiado queda claro que en el 2020 no hay tampoco tanto nuevo bajo el sol, tengo mis razones para dudar de la autenticidad de algunos actos, veo bastante nítido y la necesidad tiene cara de hereje.

          Pasé por ejemplo por el templo de los monos, cuando se acercó la hora vi como una mujer empezó a gritarle a los monos con bastante decisión, revoleando un rudimentario atado de paja que hace de escoba. Los monos empezaron a bajar de todos lados en cantidades y peregrinar hacia la entrada como un ritual cotidiano. Yo pensé para mí, la señora hace su trabajo, para que cuando lleguen los turistas haya monos por todos lados!
            Por desgracia esa desconfianza no me abandona, está la India tan trillada de años y de gente que tenés que poner mucha voluntad e inocencia para creer. El desfase económico es descomunal, donde una propina o un gasto modesto para nosotros, sobre todo si vivís en países con alto poder adquisitivo, acá puede ser un sueldo.
          El verso es bastante parecido al cuento del tío, vos si querés te dejás llevar, y si te sirve es win win, como dicen, ganan las dos partes.
          Si tenés pinta de turista, en cualquier parte de Latinoamérica encontrás el mismo verso y con el mismo cariño.

          Hay algo que quizás distinga también la conducta, tanto en el despelote del tráfico como en otras conductas, la ausencia de alcohol! Supongo que hay gente que toma, es más lo he visto, ya que hay unos standes donde solo venden bebida alcohólica, pero hay muy pocos y la gente no está haciendo cola.
        
        Me pasó en un restaurante el día de la República. Me acomodé solo en la mesa, me propusieron una cerveza pero me la servirían a escondidas, por cuatro dólares. Les dije que no, me daba no se que tomar cerveza a escondidas. 
          Entre plato y plato el dueño me saludó y me dijo que le gustaba mí personalidad, si era yo profesor? Yo iba con mí trajecito berreta de cinco dólares, hoy ya lo voy a llevar a remendar después de dos tres usos. Como soy desconfiado, sonreí le dije que trabajaba haciendo dientes y ya me estampó el " doctor", le expliqué que era un humilde mecánico dental, nada más.
          Insistió con la cerveza, que me la dejaba en tres dólares, no me pude resistir y se me aparece con una preciada Tuborg de medio litro, mí cerveza preferida Danesa! Me la sirvieron a escondidas y me la traían en un vaso cubierto con una servilleta, todo para no incomodar a los otros huéspedes o temiendo alguna multa.
          Con mí propio teléfono se pusieron cinco estrellas en las recomendaciones y yo escribí en español algo cordial.
          Al final insistieron con que nos saquemos una selfie, afuera había un enano indio con turbante que te hacía pasar, el petiso no salió en la foto.
           El restaurant se llama Namaste, "Hola" la palabra que se usa para saludar a la vez que se juntan respetuosamente las manos como rezando, significa algo así como "me inclino ante ti", una expresión de buenos deseos.

Namaste
Nano

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