"Hay que unirse, no para estar juntos, sino para hacer algo juntos". Por Ignacio de los Heros.
Hay que unirse, no para estar juntos, sino para hacer algo juntos",
todavía no había comenzado el siglo XX cuando Juan Donoso Cortés
escribió esta frase.
En ese entonces, la ciudad de las diagonales tenía poco más de 10 años,
no existía la ya centenaria y gloriosa Universidad Nacional pero ya se
sabía que la educación, iba a ser el artilugio más hermoso para
lograr la Patria Grande.
La majestuosa Catedral neogótica de la calle 14, no existía ni en los
papeles,pero ya se sabía que el Estado debía hacer cumplir las leyes
establecidas sin obrar con arbitrariedad, ordenado por su propia
naturaleza al servicio del bien de sus hombres.
En ese tiempo no había distinciones entre "pincharratas" y "triperos",
pero la palabra solidaridad ya aparecía en los diccionarios y se sabía
que era el camino común de los hombres y los pueblos hacia una unidad
cada vez más convencida.
En aquellos años, no existía la Juventud Radical, tampoco "La Cámpora"
ni el FAP, pero ya se sabía, que hacía siglos que la juventud era la
edad de los sacrificios desinteresados y que verdaderamente valía la
pena comprometerse en todos los sectores de la vida social, no obstante
las dificultades e incluso las derrotas.
Más allá del tiempo y de las circunstancias estas catástrofes ayudan a
comprender, que con carácter de urgencia hay que hacer posible
la reconciliación de la sociedad, que está herida por la división y el
desencuentro. El pasado sigue siendo, queridos compatriotas, una
mochilla difícil de llevar, pero quizás la reconciliación sea el remedio
más maravilloso que necesite el pueblo argentino.
Las familias que lo perdieron todo y que venían a pedir una mano, o las
que nos recibieron en sus casas, no preguntaban sobre ideologías o
partidos políticos, buscaban una solución, algún remedio que alivie
tanto dolor. La sonrisa de esas familias no se vuelve a dibujar de la
noche a la mañana, por eso, mientras se siga poniendo el acento en si se
colaboraba con pecheras o sin pecheras, estaremos desaprovechando el
tiempo y deteniéndonos en cuestiones superficiales, porque desde que el
mundo es mundo, corre por cuenta de la política realizar la sociedad más
justa posible.
De todas formas, las muestras de solidaridad denotan que en situaciones
límites, la República Argentina toda, se ha mostrado tenaz e insistente
en su afán por lograr el bien común, es decir el bien de todos y cada
uno, porque a fin de cuentas, todos somos responsables de todos.
Soy un convencido de que aquí hacen falta hombres y mujeres honrados y
capaces que amen y sirvan a la Patria, que cumplan con sus deberes y no
se contenten únicamente en exigir sus derechos.
Hay muchos motivos para creer que la esperanza sigue viva, el amor del
pueblo a su Patria, renovado por las dificultades, las reservas de gente
honesta que almacena el país, pese a que la tapa de los diarios
muestren a los responsables de la desidia, el inquebrantable deseo de
justicia social, y una juventud inquieta y capaz que quiere participar
del engrandecimiento de su Patria, pero para eso "hay que unirse, no
para estar juntos, sino para hacer algo juntos"...
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