jueves, 4 de abril de 2013

Reflexiones después de la inundación

Luego de una tensa espera que duró desde las 17 horas del 2 de abril, hasta cerca de las 12 del día siguiente, recuperamos la calma. El saldo es preocupante. Cerca de 50 muertos y más de 2500 evacuados, barrios inundados y gente que lo perdió todo, dan cuenta de la intensidad de la lluvia que azotó la ciudad de La Plata. 
En nuestro caso, el agua no llegó hasta la puerta de la casa, pero el barrio "La Loma" donde vivo, resultó sumamente perjudicado. Lo que nos tocó fue sufrir la angustia por familiares que quedaron atrapados e incomunicados en los automóviles, en medio de un atascamiento histórico, hasta donde no podían llegar los que salían a buscarlos.
Recobrada la normalidad, uno se da cuenta de las pocas cosas que importan, realmente. En mi caso, la vida de los seres queridos y un farolito manual que se puede llevar en la mano al desplazarse de un lugar a otro de la casa -mientras le dure la batería, por supuesto- y que, en estos momentos, no se pueden adquirir porque está cerrada la importación. Todo lo demás ayuda a vivir mejor, pero es superfluo. La tecnología moderna: TV, internet, computadoras, artefactos domésticos, teléfonos de línea y celular, hasta la pava eléctrica para calentar el agua para el mate (aunque se puedan utilizar otros cacharros) etc, etc, queda fuera de servicio.
Afortunadamente no nos corresponde dramatizar. El drama, en estos momentos, lo tiene la gente que perdió sus familiares y sus pertenencias en la tragedia, no los que sobrevivimos para contarlo. Pero si puede hacerse una reflexión.
Como ya se ha comentado en otras oportunidades, el problema con las inundaciones es que, cuando baja el agua, se tiende a olvidar las penurias pasadas. Y los gobernantes prefieren gastar el dinero en realizar actos públicos con artistas muy bien pagos y cerrar con fuegos articiales que producen una fugaz alegría, antes que encarar las obras imprescindibles.
La Argentina, en su conjunto, necesita una sociedad más demandante que no olvide las tragedias que sufren tantos seres humanos. Es necesario que los gobiernos de los distintos lugares del país, no despilfarren el dinero que tanto nos cuesta aportar y lo utilicen en obras que asegure la vida de las personas. Se escuchaba  a los vecinos de La Plata, preguntarse, de que les sirve el Estadio Único, ante la catástrofe, cuando lo que se necesitaba, en esa zona, era el entubamiento del arroyo "El Gato", que periódicamente inunda a los más desprotegidos. Se me ocurre agregar que si alguien hubiera querido protestar, antes de la construcción, le hubieran dicho que se oponía al progreso y tildado de "destituyente".

Mientras la ciudadanía no reclame, al contrario, más bien acompañe y festeje la superficialidad y la falta de profundidad de los planes de gobierno en su conjunto, las escenas vividas se seguirán repitiendo. Y hay que decirlo, aunque después, nos acusen de poner palos en la rueda ...

En otro orden de cosas quiero agradecer a toda la gente de Tapalqué, que se preocupó por nuestra suerte. En esos momentos sentirse acompañado es muy importante. ¡Gracias!
GSF  

Plano de la ciudad de La Plata con las zonas más inundadas publicado por el diario El Día.

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