Esta vez surgen ante nosotros muchas huellas. Empezamos a seguirlas. Observamos que, poco a poco, comienza a transformarse el panorama. Reaparece la niebla a medida que nos internamos en el tiempo.
Sin darnos cuenta casi, el piso se hace más irregular, a raíz de los grandes huellones que han quedado marcados en el barro seco. Es que empezamos a transitar por el antiguo carretero que existía, antes que se asfaltara la Ruta 51. Como quien iría para Alvear, a unas cuantas cuadras, observamos un grupo de gente que se ha instalado en una alcantarilla.
Es un grupo de amigas jóvenes, bonitas, alegres, dicharacheras, que como ya lo dice el poema es un:
Esplendor de juventud, estallido de belleza,
alegría contagiosa, naturaleza perfecta.
alegría contagiosa, naturaleza perfecta.
Juventud maravillosa, brillo de mirada lenta,
una chispa enamorada, reflejo de primavera.
una chispa enamorada, reflejo de primavera.
Es la década del 40. Las jóvenes pertenecen a tres familias que viven en la sección quintas: Ávila, Fittipaldi y Logüercho. Son tres jóvenes de cada familia, cuyas edades coinciden transversalmente en casi todos los casos. Podría decirse que se reúnen todos los días. Juntas van al baile, al cine o simplemente a caminar por la plaza o a cortar violetas en el Balneario. Hoy se han agrupado para sacarse una foto.
Me acerco sigilosamente para no perturbar el grato momento y las oigo llamarse entre sí, por sus sobrenombres:
Chola, Mela, Lela, Ñata, Tita, Cata, Quela,Vila. En esta oportunidad, no está Chicha -seguramente es la que saca la foto- que también forma parte de este grupo inseparable. Observo que hay dos señoras: una creo es Argelia Arias de Bordenave, la otra Rosa Serio de Ávila
Aquí las mismas integrantes:
(1a. fila de izquierda a derecha): Tita, Lela, Vila, Quela, Ñata.
2a. fila: Cata, Chola, Mela.
Atrás: (creo) Argelia Arias de Bordenave y Rosa Serio de Ávila.
Tal vez, ni pasaba por sus cabezas, en ese momento, que la vida, en poco tiempo más, las iba a llevar por distintos caminos. Unas se radicarían en La Plata, otras en Berisso o en el Gran Buenos Aires. Sólo dos de ellas vivieron posteriormente en Tapalqué.
A pesar de las distancias se siguieron escribiendo y recordando con el mismo cariño y cada tanto se visitaban. ¡Bien!
¡Qué grato encuentro hemos tenido! ¿No les parece? Nos vamos a encontrar nuevas señales. ¡Hasta la próxima!
GSF
2 comentarios:
¡Qué lindos recuerdos!
No lo puedo creerrrrr!!!! Rosa Serio de Avila, es mi bisabuela!!!!! Alcanzo a distinguir a mi tía Ester y Juanita (la Ñata).
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