Se habla de seis inmigraciones diferentes a lo largo de 4000 años, los primeros llegaron hace aproximadamente unos 5000 años. Algunos siglos desolados de por medio, otros cosiguieron seguir sobreviviendo y desapareciendo en el hielo, hasta la última, que llegó mas o menos al mismo tiempo que Erik el Rojo, quién desterrado de Islandia eligió navegar hacia el oeste.
Desde ese lado se rumoreaba sobre esta tierra, el vikingo Gunnbjørn allá por el 900 la había divisado en la lejanía peleando con la marea, tratando de vencer y regresar a la isla de los volcanes. Erik apuntó directamente hasta acá pero el hielo se lo impidió y finalmente desembarcó bastante mas al sur. Corría aproximadamente el año 982 y Anmagsaglik quedó custodiada por su hielo infranqueable casi otro milenio.
Los descendientes de Erik el Rojo llegaron a ser unos cinco mil y habitaron el sur de la isla de hielo, la mas grande del mundo, que Erik llamó ”tierra verde”, pués su sur comparado con Islandia lo es. Vivieron durante cinco siglos, veinte generaciones y tenían contacto con Europa, había dos acentamientos, llamados el del oeste y del este, aunque luego no se supo de ellos durante mucho tiempo. En el siglo XVIII llegó una misión, Hans Egede, fundador de Nuuk, ”Puerto Esperanza”, desembarcaba en 1721 a despojarlos de Thor y Odin y convertirlos al cristianismo.
Encontraron solo los restos del ascentamiento del oeste, sagas inuitas que los nombraban y runas como testimonio.
Si jugamos con la idea de qué hubiese pasado en el supuesto caso de que no fuesen los europeos los que ”descubrían” sino que se encontrasen en un escenario neutral, midiendo fuerzas de igual a igual entre ellos y la naturaleza, acá tenemos una prueba única de lo que pasó, aunque rudos, valientes y sanguinarios, los nórdicos unos años después del encuentro brillaban por su ausencia.
La nueva expedición vino para quedarse, intereses comerciales y religión de la mano. Les inculcaron el cristianismo a los inuitas, o mejor dicho les impusieron. Se estima que había unos ocho diez mil desperdigados por las costas infinitas entre el hielo continental y el mar casi siempre congelado.
En vano siguieron buscando, supieron de Angmagssalik, al que llamaban ”Ascentamiento del Este” por querer creer que en algún lado estarían. Siempre con la esperanza de encontrar descendientes tratraron de subir por la costa, entre laberintos de témpanos, utilizando ”Umiak”, una especie de canoa grande que usan las mujeres y secundados por varios kajak, pero el hielo, siempre el hielo, se los impidió.
Recién lo logró Gustav Holm con la misma técnica en 1884, a finales de agosto hizo 125 años. Entonces, las montañas, fiordos y glaciales inmensos ”cobijaban” tres cuatro aldeas de un total de 600 inuitas. Las esperanzas que habían motivado las expediciones, la de encontrar una civilización de descendientes nórdicos escondidos tras los muros de hielo, quedó finalmente desechada. Habían desaparecido 200 años atrás, aún se especula cómo y porqué.
Holm les prometió volver, volvió 10 años después a fundar una colonia, en los alrededores de Angmagssalik quedaban algo menos de 300 inuitas.
Sobrevivir o perecer ha sido desde siempre el destino de los hombres, tanto mas si estos se han encontrado dispersos por el hielo. Otra rama de los inuitas del noreste también desapareció, otros se supone que por razones climáticas, bajaron y forzaron a los agricultores vikingos hasta sucumbir.
Lo que hace interesante Groenlandia es que de alguna manera salteó el estadio de agricultores, pasando de ser cazadores a inuitas urbanos y todavía hoy en muchos casos con un pié en cada lado.
Angmagssalik, como se llamó Tassilaq hasta hace poco, es el resultado de este vertiginoso cambio. Aislada del resto de Groenlandia, con un dialecto bastante diferente al resto, menos mezclados, hoy son unos 3000, entre los 1800 que habitan en Tasiilaq y cuatro aldeas entre los fiordos. Los inuitas no hubiesen elejido asentarse permanente en Tassilaq, al igual que los pueblos originarios del sur del sur, cambiaban de lugar según la época y las condiciones que permitían cazar y pescar. Tasiilaq fué elegida por los colonizadores porque queda resguardada, su nombre quiere decir ”lugar que se parece a un lago”, con su condiciones favorables para desembarcar, queda en un lugar geográfico idílico, pero no para abastecerse y tener suficiente alimento para pasar los inviernos.
Hoy en la biblioteca de la escuela hay un cibercafé gratis con cuarenta computadoras de banda ancha siempre en uso, los sábados abierto hasta las doce de la noche y en un edificio de al lado bandas de rock ensayan e improvisan a todo volumen un rock de muy buen gusto.
Aunque se come carne de ballena y de foca a diario, depende para su abastecimiento por completo de afuera, de cuatro barcos anuales que desafían el hielo.
Y sobretodo depende de adentro, del llamado ”Piteraq”, cuando el viento del hielo continental a casi 200km por hora amenaza y a veces logra barrerla textualmente del mapa.
Ni las primeras cinco migraciones ni los descendientes de Erik llegaron hasta hoy.
Era otra época, cuando los inuitas le daban la espalda a la muerte, cuando los jefes espirituales, ”Angakok”, en períodos de noche y escasez viajaban en trance a pedirle a la madre del mar que libere de nuevo los animales, los que se habían vuelto a ella al ser cazados. Sin religión, ni satélites, ni futuro, solamente hielo y a menudo, simplemente hambre.
De los antojos, o mas técnico, de los parámetros climáticos de esa masa de hielo de casi dos millones de kilómetros cuadrados y hasta tres km de profundidad, depende el mañana.
http://www.nature.com/news/
En el tiempo no hay regreso, los primeros dos barcos comerciales con destino a oriente acaban finalmente de navegar a través del paso, parcialmente descongelado, al noreste de Angmagssalik.
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