martes, 26 de abril de 2011

Chistecitos humildes


-¡Hijo, ¿por qué tenés tan mala caligrafía?! ¡Es imposible entender lo que escribiste!
-Es para que no se noten las faltas de ortografía...

-Mi abuelo hizo un espantapájaros tan espantoso que ningún pájaro se atrevió más a acercarse al campo.
-Eso no es nada, el mío hizo uno que cuando los pájaros lo vieron, me devolvieron los granos que me habían robado el año pasado...



Un paracaidista cae sobre un árbol, se quita el paracaídas y baja del árbol.
Un campesino lo está mirando, entonces el hombre dice:
-¿Qué le parece? ¡extraordinario! ¿no?
-Sin duda, es la primera vez que veo a un hombre bajar de un árbol sin haber subido antes...


-¿Sabés Marina que se inventó un hombre inflable?
-No, ¿Y cómo es?
-Igual al real, se acuesta en la cama, se da vuelta y se duerme...


El chico golpea suavemente la puerta:
-Señora Delia -susurra -mi mamá desea que le preste algunas ollas y cacerolas.
-¿Tiene una fiesta?
-No, es que está por comenzar a llover...


En un avión de pasajeros, una señora lleva a su pequeño hijo al baño y le dice que en cinco minutos lo vendrá a buscar.
El niño sale antes y se va en dirección opuesta al lugar donde está su madre.
Inmediatamente un hombre entra en el baño y cierra la puerta. Enseguida llega la madre a buscar al niño.
Como ve que no sale, golpea la puerta y dice:
-¿Tenés algún problema con el cierre relámpago?
Desde adentro, una voz masculina, muy asombrada, dice:
-¡Dios me asista! ¡Esto es lo que yo llamo un buen servicio!
M. M..

1 comentario:

BEBA dijo...

El último cuento es genial! No se detengan, van por buen camino, la risa es el mejor regalo en una tarde lluviosa y gris en Tapalqué.