lunes, 5 de marzo de 2012

Hablemos de todos y todas...

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La noticia apareció en importantes medios de comunicación y enseguida fue necesario buscar más datos. Estaba referida al uso "de todos y todas" que, desde hace rato, suena mal en los oídos de quienes acostumbran respetar la pureza del lenguaje. Finalmente la Real Academia Española ha decidido aprobar el informe del académico Ignacio Bosque, suscripto por 26 académicos de número, donde se sostiene que las recomendaciones de las guías no sexistas publicadas por diversas instituciones, difunden usos ajenos a las prácticas de los hablantes.
Es conocido que la RAE incorpora nuevas palabras cuando el uso popular las consagra, pero en este caso, sucede al revés. Las guías han sido editadas por universidades, comunidades autónomas, ayuntamientos y otras instituciones. Al parecer el uso viene a imponerse de arriba para abajo. Es un tema que apasiona y que bien debería ser debatido por los jóvenes que se preocupan por estos temas. Para empezar se transcribe un pequeño fragmento del artículo citado:

Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer
por Ignacio Bosque

1.
En los últimos años se han publicado en España numerosas guías de lenguaje no sexista. Han sido editadas por universidades, comunidades autónomas, sindicatos, ayuntamientos y otras instituciones. Las que identifico con siglas o abreviaturas en la relación que aparece al final constituyen tan solo una muestra de ese extenso catálogo. Antepondré un guion a la página citada: MUR-8, UPM-10, UGT-14, etc.

2. La mayor parte de estas guías han sido escritas sin la participación de los lingüistas. Constituye una importante excepción MAL, que contiene abundante bibliografía. Esta es la guía más completa de las nueve, y también la menos radical en sus propuestas. Cabe pensar que los responsables o los impulsores de las demás guías entienden que no corresponde a los lingüistas determinar si los usos verbales de los hispanohablantes son o no sexistas. Aunque se analizan en ellas no pocos aspectos del léxico, la morfología o la sintaxis, sus autores parecen entender que las decisiones sobre todas estas cuestiones deben tomarse sin la intervención de los profesionales del lenguaje, de forma que el criterio para decidir si existe o no sexismo lingüístico será la conciencia social de las mujeres o, simplemente, de los ciudadanos contrarios a la discriminación. Ha trascendido a la prensa recientemente el malestar de los profesores de Lengua Española de la Universidad de Murcia ante la guía de lenguaje no sexista que esta institución elaboró (MUR, en la lista final) sin contar con su participación o recabar siquiera su parecer.

Se ha señalado en varias ocasiones que los textos a los que me refiero contienen recomendaciones que contravienen no solo normas de la Real Academia Española y la Asociación de Academias, sino también de varias gramáticas normativas, así como de numerosas guías de estilo elaboradas en los últimos años por muy diversos medios de comunicación. En ciertos casos, las propuestas de las guías de lenguaje no sexista conculcan aspectos gramaticales o léxicos firmemente asentados en nuestro sistema lingüístico, o bien anulan distinciones y matices que deberían explicar en sus clases de Lengua los profesores de Enseñanza Media, lo que introduce en cierta manera un conflicto de competencias.

No hay, desde luego, ilegalidad alguna en las recomendaciones sobre el uso del lenguaje que se introducen en esas guías, pero es fácil adivinar cuál sería la reacción de las universidades, las comunidades autónomas, los ayuntamientos o los sindicatos si alguna institución dirigiera a los ciudadanos otras guías de actuación social sobre cuestiones que competen directamente a esos organismos, y, más aún, que lo hiciera sin consultar con ellos y sin tener en cuenta sus puntos de vista, cuando no despreciando abiertamente sus criterios...

Próximamente se continuará con la publicación del informe

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