Cuento Trapeútico
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A quien corresponda:
No sé si tengo que quejarme a la sociedad en general.
Después de tantitos años vividos cronológicamente, de tantitos
viviendo en la ciudad, de alternar ciudad – pueblo, pueblo - ciudad, la verdad verdadera, no sabría
decir a quién va dirigida mi inquietud…
Es muy grosa. Llegaría a estratos cercanos al
gobierno. Y a esta altura todo es cuestionable, sospechoso y, como mínimo, digno de ser tenido en cuenta. Todo esto
suponiendo que alguien me de bola. De aquí en más, es harina de otro costal.
Como pasa generalmente en nuestro país.
Recuerdo los buenos momentos en mi vida(que fueron muchos) sumados a los no tan buenos que
parecen ser más. Reglas de la vida, le dicen. Una de cal y otra de arena.
Creo que en mi vida fueron demasiadas de cal.
La que aprieta, la que ahoga. La que impide respirar y salir a flote. Ok, es lo
que me tocó en el reparto de niveles de equilibrio emocional.
Últimamente creo haber aprobado un Máster en
emociones etiquetadas, en emociones impensadas. Tal vez estoy haciendo un post-
grado y no me percaté. Puede suceder…
Es como tener un video juego donde las vidas
que se van gastando, indican que queda
menos energía. ¡Y menos chances! Y la carga baja… indefectiblemente.
Me quedan menos vidas por jugar. Suena medio
trágico, pero es real.
Ah, si! Tengo que retomar el hilo de mi
relato. Los tantitos años me juegan en contra.
Mi mente se dispersa escuchando distante el
partido Djokovic- Feliciano López. El “Nole” es una máquina! Como buen serbio
acostumbrado a metralletas y bombas, va escapando a las redes que trata de
tejer a su alrededor Feliciano López. Estrategia le dicen los que saben.
Compruebo una y otra vez que mi mente no se
ajusta a cánones pre-establecidos. Yo tengo que contar lo que me pasa, pero no
encuentro palabras coherentes entre game
y game. Palabras que trato no desentonen en el relato que pensaba escribir. Y
aquí me viene la añoranza casi dolorosa de escribir en un papel con una pluma
estilográfica. ¡Es como que pasaron siglos desde entonces..!
Pasaron siglos desde el comienzo de este
escrito! Al menos a mí me lo parece hoy, cuando retomo después de varios días.
¡Muchas pavadas puse arriba! ¡Qué loco! Ahora me parecen todas incoherencias.
Pero como dicen que escribir es terapéutico
sin importar lo que uno escriba, ni la ortografía, ni la sintaxis, ni el
argumento, me encuentro en plena sesión entonces!
El motivo de mi casi denuncia es muy burdo… No
sabría a quien remitirla. Si a los que tienen
vacas en sus campos, a la Sociedad Rural, a Samid o al carnicero de
ciudad. Conste que no hablo de carniceros de pueblo. Al menos, en Tapalqué, son
lo más (me gustó esta frase).
Quiero hablar de la humilde, casi ignorada,
desaprovechada y nunca bien ponderada tripa gorda. Así es. ¡¡¡Denuncio por este
medio que las vacas de la ciudad no tienen tripa gorda!
He tenido la suerte, fortuna, oportunidad o
como se llame de concurrir a comer a algunas parrillas de la ciudad. Al menos
una vez cada tanto. Y bien, cuando pido tripa gorda, los parrilleros me miran
con cara de espanto, totalmente azorados y pensando casi en voz alta ¡qué mujer
loca pedir esa parte de la señora vaca que aquí no hay nunca!
¡Y no me digan que es lo mismo comprar una y
cocinarla en casa! ¡En absoluto!
Acá viene mi pregunta: ¿por qué la parrilla de
Suhurt en Tapalqué, la que está frente al balneario, tiene tripa gorda? ¡Y
además exquisita, una auténtica delicia!
¿A los bovinos les roban una parte de su
cuerpo para tráfico de órganos? Enviar denuncia a la Justicia ¿Ellos (los
bovinos, obvio)dieron su consentimiento para ser donantes de tripas en la
ciudad y quién sabe con qué fin..? Denuncia presentada al INCUCAI ¿Por qué las
vaquitas de pueblo las poseen? ¿O las discriminan por este motivo?
Entonces la denuncia iría también al
INADI…
¿O alguien en el transcurso de ese vía crucis
animal al Mercado de Liniers se queda con las tripas? Acá entra en juego Samid,
que es íntimo amigo de Scioli.
Como verán no puedo hacer público mi reclamo,
menos ahora que todos están muy susceptibles por las campañas electorales.
Voy a seguir esperando a que me toque en
suerte una señora vaca que venga completa. Y mientras tanto ¡mi reino por una
tripa gorda!
Cumplido mi tiempo de terapia me despido de
ustedes. M. M.
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