martes, 11 de agosto de 2009

Pobre rico




Estuve ocupada todo este tiempo averiguando dónde se encontraban los adminículos nasales de Michael Jackson. Porque, parece que tenía siete, seguramente uno para cada día de la semana. La familia reclama a la justicia que le devuelvan una nariz que falta para colocársela al cuerpo, y que esté completo de una vez por todas.
Otras, aparecieron en una cajita en su casa de Neverland y las encontró uno de sus hijos. Se las deben haber fabricado en serie, porque sus hermanos y otros miembros de la familia también tienen.
Me encantó ese funeral. Todo ordenadito, guionado, super festivo, alegre, musical.
Y como era muy oneroso cobraron entrada. Era un buen pretexto para satisfacer a sus fans y tranquilizar los bolsillos.
Todos sabían lo que tenían que hacer y decir. Así da gusto. Con ensayos, para que no surgieran imprevistos; con la coreo bien estudiada. Creí que en cualquier momento iban a aparecer los cartones con el puntaje, como el jurado de acá ¿vieron? "Súper, súper 10"; o "faltó conexión pero estuvieron magníficos"; o "me gustó mucho, es un ¡7!", y ahí sonaba el Aleluya...
Para preparar todo en cinco días estuvieron estupendos. No quiero imaginarme si lo hubieran ensayado un mes antes.
Claro, hubo algo que me intrigó. ¿por qué lo llevaron a Miguelito primero al cementerio y después a la fiestita? ¿se usará así, todo hollywoodense? O realmente, si es como dicen, el ataúd estaba vacío?
Y hablando de este tema, ¿qué me cuentan? Todo bañado en oro, ¡con lo que cuesta cada gramo! Y con piedras preciosas en su interior. No quiero ser racista, pero... bien de negros.
Ahora... el ritmo que le imprimieron a este espectáculo, sin palabras.
No sé si todo ésto le hubiera gustado al pobre chico rico. Pero él ya no tenía voz ni voto, ni nadie le había dado vela en este entierro. Decidió su familia, como siempre. Y su familia, como siempre, sigue peleándose para ver quién se queda con la tajada más grande.
A costas del pobre Miguel, que estaba muy flaquito y enfermo como para hacer los 50 recitales en Londres que estaban vendidos con muchísima anticipación. Esta iba a ser su gira de despedida definitiva. No quería cantar ni bailar más.
Tal vez esta decisión no gustó a más de uno. Se acababa la gallina de los huevos de oro.
Miss Marple.

1 comentario:

Un dìa de mièrcoles dijo...

Muy buen comentario. Nos vemos