Al celebrar el Día Internacional de la Mujer, debemos mirar hacia
atrás, hacia el año que acaba de terminar, en que se cometieron atroces
crímenes de violencia contra las mujeres y las niñas, y preguntarnos
cómo hacer para asegurar un futuro mejor.
Una joven fue víctima de una violación en grupo. Otra se suicidó
para evitar sufrir una vergüenza que deberían haber sufrido los autores
de la violación. Jóvenes adolescentes fueron muertas de disparos de
armas de fuego efectuados a corta distancia por tener la osadía de
pretender recibir educación.
Estas atrocidades, que con justicia desencadenaron indignación a
nivel mundial, son parte de un problema mucho mayor que se encuentra
generalizado prácticamente en todas las sociedades y que se da en cada
ámbito de la vida.
Miren a su alrededor, a las mujeres que tienen cerca. Piensen en
las mujeres de sus familias y comunidades que ustedes aprecian, y
entiendan que existe una probabilidad estadística de que muchas de ellas
hayan sido víctimas de violencia en su vida. Muchas más han consolado a
una hermana o amiga y compartido su dolor y enojo tras haber sufrido
una agresión.
Este año, en el Día Internacional de la Mujer, traducimos nuestra
indignación en medidas concretas. Declaramos que juzgaremos los crímenes
que se cometan contra las mujeres —y que nunca permitiremos que sean
castigadas por los abusos que han sufrido. Renovamos nuestro compromiso
de luchar contra esta amenaza mundial a la salud donde quiera que
aceche, en hogares y empresas, en zonas de guerra y plácidos países, y
en las mentes de las personas que permiten que la violencia continúe.
También hacemos una promesa especial a las mujeres que se
encuentran en situaciones de conflicto, en que la violencia sexual se
convierte con demasiada frecuencia en un instrumento de guerra orientado
a humillar al enemigo destruyendo su dignidad.
A esas mujeres decimos: las Naciones Unidas están con ustedes. Como
Secretario General, insisto en que el bienestar de todas las víctimas
de la violencia sexual que se produce durante un conflicto debe ser uno
de los principales objetivos de nuestras actividades, y doy la
instrucción a mis asesores de más alto rango de que den a las medidas
que se adopten para luchar contra la violencia sexual un lugar
prioritario entre todas nuestras actividades de fomento, mantenimiento y
consolidación de la paz.
El sistema de las Naciones Unidas está avanzando en nuestra campaña
«Unidos para poner fin a la violencia contra las mujeres», que se basa
en la simple aunque sólida premisa de que todas las mujeres y niñas
tienen el derecho humano fundamental de vivir sin violencia.
(Parrafo del mensaje de la ONU Mujeres - entidad de Naciones Unidas para
la Igualdad de Género y el empoderamiento de las mujeres)
http://www.un.org/es/events/womensday/2013/sgmessage.shtml
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