Revivimos cada año
elsentir de esta fiesta
añorando el pasado,
el futuro es lo que cuenta.
Atras quedaron los años
de ferias mercados y eventos,
el destino hizo daño
los pueblos quedaron desiertos.
Se acabaron los mercados,
santo y seña de este pueblo
punto de encuentro y unión
eran los lunes Sampedro.
Porrones de vino tinto,
escabeches y aderezos
servían de buen reclamo
¿Dónde están aquellos tiempos?
Aún cuentan mis mayores,
la evasion en esos tiempos
pueblos y aldeas durmieron
tras agónico sufrimiento.
Fueron pocos los que apostaron
pero fieles a su empeño,
crearon espectativas
sembraron luz y consuelo.
En estas tierras serranas
de interminables inviernos
donde la vida se encoje
donde invade el desliento.
Reinó por encima de todo
el tesón y el sufrimiento
el amor a unas raíces,
el sueño de un pueblo con celo.
Que antepuso a la emigración
el calor de sus deseos,
no quisieron levar anclas
y encallados resurgieron.
(ya habla la móndida personalizando un poco sus raices)
Yo vengo de familia
que apostó por el empeño
de crear vida en la zona
de hacer más grande este pueblo.
Encumbrado en las tierras altas,
por que de ellas yo me siento:
de una parte de Pobar (el pueblo de la madre de la mondida)
por la otra de Sampedro.
(Enviado desde San Pedro Manrique, provincia de Soria, España)
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