jueves, 19 de junio de 2008

¨Matrereando¨

¡Y todo por trabajar!
Estaba muy preocupado
recostado en un sillón,
mirando televisión,
por los sucesos copado.
De pronto, por un costado
como en una cacería,
mil gendarmes se venían
armádose un gran revuelo
y a los hombres en el suelo
con fuerza, los retenían.

Después de un gran forcejeo
de pies y manos tiraron
fuerte. Los aprisionaron
igual que si fueran reos.
Y después de este escarceo
los pudieron dominar
y en un camión celular,
panza arriba y aplastados,
los tiran para un costado,
para la lona bajar.

Y salieron raudamente
rumbo a la comisaría,
dijeron los detenían
porque eran insurgentes.
Pero enseguida la gente
reaccionó sin hocicar,
se empezaron a juntar
como hojas en remolino,
a la vera del camino
o en cualquier otro lugar.

¡Alfredo! ¡Alfredo! decían
aplaudían y cantaban,
querían que lo soltaran.
¡Poner fin a la agonía!
Sin ninguna bandería
expresaban su temor
-¡Suelten al agricultor,
déjenlo ya en libertad!
-¡Respeten la dignidad
de un hombre batallador!

Sale y en andas lo llevan
manifiestan su alegría
y es tanta la algarabía
que los cantos se renuevan,
y aquellas voces se elevan
del uno al otro confín,
como si fuera un clarín
en las plazas se congregan.
¡Es el alfa y el omega,
en esta lucha sin fin!

Pero hoy todo sigue igual
la gente no es escuchada
y lo que es peor, ninguneada,
en encuentro desigual.
Dicen: -¡Pónganle un bozal
y que anden de rodillas!
-¡Cómo si fueran de arcilla
los queremos modelar!
¿Todo esto por trabajar?
¡Parece una pesadilla!
Melitón Sosa

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