Sobre una pregunta muy conocida que dice “si los sueños son posibles”;creo que en estos tiempos, merece otra forma de abordaje.
Claro que son posibles, los sueños son realidades en metamorfosis, pero para llegar a su aspecto más acabado, es necesario involucrarse con ellos.
Si bien los sueños poseen una especie de magia, nunca serán “pura hechicería”.
Por estos días, he observado el comportamiento de algunos dirigentes políticos que atrevidamente hablaban de los sueños de la gente pero sin involucrarse. Son aquellos que el pueblo eligió y que ahora desde esa función que les fue asignada por una mayoría, creen que los sueños de las personas se edifican sobre la trampa y la mentira, diseminando un discurso plagado de falacias que terminan con la idea político-filosófica de la democracia que dicen “defender y ejercer”.
La DEMOCRACIA  implica  imperiosamente la inclusión del pueblo; necesita de la gente; se construye  con la gente; crece con las diferencias; madura con la verdad y la libertad  ; y se legitimiza con sus leyes. Nunca será la democracia aquella expresión  política que ignore nuestra Ley Magna, la Constitución, porque ella  es el “pilar máximo”sobre el cual, nuestros sueños se convierten  en realidad.
Delia Guzmán
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