o es un tema de campaña,
yo sospecho que me engañan
en los precios de alimentos.
Para mí es un gran invento,
pero, insiste el funcionario:
¡con 6 pesos come a diario!
¡con veinticuatro, hogar tipo!
¡A mí. se me cortó el hipo!
¿me ha visto cara de otario?
Y ya tiene que marchar
-gritó-¡Antes de las diez!
Hay que ir temprano. ¿Por qué?
¡El pan se puede acabar!
Sólo alcancé a manotear,
los veinticinco pal día,
y un papel donde tenía
anotau los alimentos,
más 0,9 por ciento
-dijo, algo así- que subía.
Monté el caballo apurau
y galopié con afán,
sí se me acababa el pan,
me sentiría un fracasau.
El hombre me había impulsau.
¡car... ! ¡me había exigido!
¡este viaje sin sentido!
-Dije- con voz apenada:
¡Aguántame esta patriada,
mi caballito querido!
Justo a las diez comprobé
que ya estaba cerca ´e veinte,
pan calentito, crujiente
y caro, allí compré.
Para el almacén rumbié,
leche, queso y derivados,
la yerba y los chacinados
por las nubes. ¿cosa extraña?
los cinco, los gasté en caña,
¡los vicios, los saqué al fiado!
Melitón Sosa
1 comentario:
Muy bueno!
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