domingo, 17 de febrero de 2008

MIS DÍAS CON ROSITA por BEBA LAPASTA


Vivimos solas y nos entendemos.
Ella es arrabbiata, gruñona y disconforme pero me quiere.
Nos profesamos un amor mutuo y sincero.
Ella es capaz de morder a cualquiera que se atreva cruzar desde la entrada hasta la puerta de mi casa.
Odia a los gatos, a los gorriones, a los horneros, a los vendedores de medias, a los remiseros, a los empleados que vienen a tomar el estado de los medidores del gas y de la luz y a las fotografías tomadas con un celular.
Últimamente demuestra un profundo desagrado hacia los representantes de una religión muy conocida que visitan los hogares a cualquier hora y son difíciles de convencer para que se retiren.
Es más, si usara la PC, también odiaría los mensajes FW, igual que yo.
Pero ella es una perra: Rosita. Mi muy querida y vieja Rosita.
Creo que se está tornando loca a causa de su vejez.
Está perdiendo el olfato y la vista, pero no el oído.
Tiene miedo de las tormentas y de los truenos y hoy, en tantos años, entró al comedor y temblando se metió bajo la mesa: a Rosita nunca le gustó estar encerrada dentro de la casa.
Igual que el limonero se bancó las setenta y tres o setenta y seis heladas de este invierno.
El limonero se secó, Rosita sigue en pie con su patita renga que arrastra haciendo un ruidito particular.
Le gusta comer mucho; pero ahora debo cocinarle la carne picada y ponerle sal! porque si no, me mira con asco y deja que se llene de hormigas.
Hablo con ella, (cosas de viejos), y le digo:-cuidate Rosita, mirá que en cualquier momento una de las dos va a amanecer con las patitas para arriba si no nos cuidamos!
En el mes de marzo…la vieja loca se volvió a enamorar!
Creyéndose Liz Taylor, me llenó la casa de perros de todos los colores y tamaños al punto tal que tuve que colocar un cerco y una tranquera para evitar problemas (que después tuve que afrontar por haber hablado desde un escenario ¡jajajajajajajajajaja!).
Una vez Gladis me dijo que yo creía tener una perra, pero que en realidad, la que me seguía,¡ era una vizcacha!!!
¡No me gustó su apreciación hacia mi fiel y gruñona amiga de casi 16 o 17 años!
Y para que vean lo hermosa que es, acompaño este artículo con algunas fotografías que se dejó sacar a regañadientes.
Es el tributo hacia quien comparte mis horas, mi familia, mis nietos, mis amigos y mis días en soledad.
Títulos de las fotos:
1ª: ¨Rubia¨
2ª: ¨Me agarraste de sorpresa beba!¨
3º ¨Triste¨

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