Toma el hereje entre sus garras,
sin mirar cuan noble es el pañuelo,
lo estruja , lo agita, lo maltrata,
como queriendo sacar de sus entrañas
algún sueño que quedó dormido.
Cobra fuerza, lo ataca nuevamente
este responde a cada estocada ,
de aquella agresión, cual turba enfurecida,
que al no poder vencer esa esperanza
lo deja a un costado, en el olvido,
sin atreverse a pensar, por cobardía
que no pudo torcer , que sigue viva
aquella ilusión, del primer día .
Negro Fitt
martes, 8 de abril de 2008
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