¡Hilacha! abra la puerta
que vengo medio asfixiau,
-seguro que se ha acostau
y olvidó dejarla abierta-
Traigo un mensaje de alerta
¡los campos se están quemando!
no se ni como ni cuando,
pero se ha venido el humo,
con este lío, presumo,
hay que activar Matrereando.
Ud. me había avisau
que el humo estaba atacando,
más yo salí galopiando,
de un lau para el otro lau.
Pero de pronto, cuñau
con el fuego me topé,
Casi ciego me quedé,
me faltó el aire, aparcero,
pero como soy matrero.
como pude me escapé.
Y anduve por los caminos.,
igualito que el carancho
volando de rancho en rancho,
cual si fuera un peregrino.
Encontré a los campesinos
muertos de frío, abrigaus,
el fuego habían apagau
para no darles motivo.
No deja ´e ser llamativo,
como los han acusau
¿Quién es el que enciende el fuego
se preguntaba la gente,
¿Será algún indigente?
¿o algún bufón palaciego?
¿Puede ser algún labriego
que quiso todo quemar,
para mejor cosechar?
Acá hay algo curioso,
si todos son sospechosos.
¿Cómo los van a encontrar?
Esa historia misteriosa
la queremos descubrir
pa´ poderla difundir
así se aclara la cosa.
¡Quemazón calamitosa!
¡se ve como el fuego crece
y el humo todo ennegrece!
La gente que es socarrona,
dice ¿son buenas personas?
¡porque el poncho no aparece!
Melitón Sosa
lunes, 28 de abril de 2008
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