martes, 8 de abril de 2008

Edición Nº17 *** Reflexiones en torno al ¨Grito de Alcorta¨

A raíz de la versión humorística y disparatada de don Justo Apretau, surgió la necesidad de escribir sobre ¨El grito de Alcorta¨ para que no se acuse al blog de tergiversar la historia.
El 25 de junio de 1912 se declara una huelga agraria, por tiempo indeterminado, en una Asamblea que se realizó en la Sociedad Italiana de Alcorta. ¨El detonante del Grito de Alcorta fue la formidable cosecha de 1912, al comprobar los chacareros que luego de pagar las deudas, nada quedaba para ellos¨. La protesta era por los elevados contratos de arrendamiento que aplicaban los dueños de la tierra a lo que se sumaba la obligación de comprar los insumos y herramientas a precios exorbitantes y de vender la cosecha a precios irrisorios. Pedían rebaja en los arrendamientos, entrega de la cosecha en parva o troje, contrato por un plazo no inferior a cuatro años. Fue un movimiento que impulsado en un principio por anarquistas y socialistas sumó el apoyo de pequeños comerciantes, artesanos, obreros urbanos y rurales, sacerdotes, profesionales y amplios sectores populares. A partir de allí se avanzó en la organización de una central gremial de chacareros y bien pronto, el 15 de agosto de 1912, se constituyó la Federación Agraria Argentina.
Luego vino la represión. En un acto en Firmat fueron asesinados los dirigentes agrarios anarquistas Francisco Mena y Eduardo Barros y en la ciudad de Rosario fue fusilado el abogado Francisco Netri, hermano de los sacerdotes José y Pascual Netri que apoyaban la huelga. Si bien el éxito no fue total se consiguieron rebajas en los arrendamientos, pero los cahacareros continuaron sin libertad para comprar o vender.
¨Estos hombres de campo ya no luchan para sí, sino por sus hogares y sus hijos , para que tengan la seguridad de un futuro de la que ellos carecen. Estar a su lado en esta hora debería ser la posición de todo argentino¨. Estas palabras del Dr. Francisco Netri sintetizaban el pensamiento de la gente de campo, aún cuando por los escasos medios de comunicación de la época, ni estuvieran enterados del ¨Grito de Alcorta.
Mientras realizo esta investigación viene a mi memoria una anécdota que contaba mi madre -Antonia Capdevila- en las sobremesas familiares. Trataré de reconstruirla, aunque no tenga ese don especial que tenía ella, para hacer más interesante el relato: ¨Nosotros éramos chacareros, bien criollos. Ese año habíamos logrado arrendar muy buenas tierras. El trigo doraba los campos y las espigas parecían a punto de estallar. La cosecha prometía sacarnos de pobres o al menos poder pagar el arrendamiento, las cuentas del año como se acostumbraba en esa época, incluida la farmacia que como éramos doce en la familia y Papá ya estaba enfermo, era bastante abultada¨ (se refería a Sabiniano Capdevila que falleció en 1912). Al día siguiente llegaban los cosechadores y todos esperábamos ansiosos el momento de la cosecha. Por la noche una fuerte tormenta de viento, piedra y granizo destruyó lo que encontró a su paso. A la mañana siguiente, todo era rastrojos. El trigo que el día anterior se mostraba en su plenitud, estaba caído en el suelo como si lo hubieran hachado. Pocos días después tuvimos que abandonar la tierra porque como no había contrato y nos atrasamos en el arrendamiento, nos pidieron el campo. Salimos con una mano atrás y otra adelante -como quien dice- a refugiarnos en casas de amigos que nos albergaron hasta que pudimos conseguir unas parcelas de tierra muy inferior en rinde a las anteriores. Como pudimos, pagamos las cuentas, pero ya nada fue igual.
Se ha escuchado decir, con motivo de la huelga actual, que no se puede comparar esta protesta del campo con el Grito de Alcorta porque aquélla fue hecha contra los terratenientes y ésta fue contra un gobierno elegido por el pueblo. En realidad, por poco que se reflexione, se comprende que los movimientos sociales, (recuérdese Fuente Ovejuna) surgen como protesta ante el abuso del poder, no importa quien lo detente. Pero si se ahonda más en la búsqueda se encontrará un hilo conductor. En 1912 la protesta era para que a los arrendatarios no los desalojaran de las tierras, hoy es para no vender y al igual que en aquel tiempo viene aparejado con otros reclamos: evitar la concentración de la riqueza, que la tierra no pase a manos extranjeras y para que no se empobrezcan los pueblos del interior.
Afortunadamente, siempre he estado a favor de los movimientos populares y me he alejado de ellos si la protesta se desvirtúa. Si en esta oportunidad nos toca estar del lado de Soros, los pools de siembra y otra gente que sueña con acumular riqueza, el acompañamiento es circunstancial, involuntario y momentáneo. Ya habrá tiempo de ¨rumbear para otro lado¨ si equivocan el camino.
El país debe ir encauzándose, poco a poco, en la normalidad. Terminar con las emergencias económicas y los subsidios y aplicar el impuesto a las ganancias para que sea coparticipable. Así, parte del dinero recaudado retornará a las provincias y a los pueblos del interior de donde proviene. El manejo y utilización de esos fondos debe ser controlado por el Congreso de la Nación, las Legislaturas provinciales y los Concejos Deliberantes, que para eso han sido elegidos por la ciudadanía y perciben una retribución generosa. En una palabra volver al artículo 1º de la Constitución Nacional cuando dice: La Nación Argentina adopta para su gobierno la forma representativa, republicana y federal, según lo establece la presente Constitución. Sólo así el país ganará en transparencia, en equidad y en justicia en la distribución de la riqueza.
Gladis Fittipaldi

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