sábado, 21 de marzo de 2009

Las orejas llenas de agua *** Nano

Las orejas llenas de agua. Si, las orejas llenas de agua. Dicen que fué ayer como a las 7 pm, hora de verano en la provincia de Buenos Aires. Se abrieron las gateras de la carrera al cielo, salieron las almas elegidas sin castigar, participan además varios chinos, australianos, europeos, africanos, americanos de infarto, algún ruso congelado.

Las orejas llenas de agua. Compro de inmediato antes que cierre la boletería del barbudo todas mis pertenencias a ganador, se que tiene un rebaño de pédrigue. Al revés, en esta timba no contamos a sus ancestros pero sabemos quienes son sus hijos y sobrinos, de él algo habremos heredado.

El minuto en los mil de años luz lo lleva cortado, atraviesa la galaxia con un tintineo satelital de luciérnaga, lleva en un saquito pertenencias para agasajar a Dios, que le abra la tranquera de allá arriba ni bien llegue. En el saco mágico de recuerdos va la alegría de toda la vida, la energía del ciclón entrando y saliendo de las casas a las apuradas, el sonido de la camioneta en marcha, unas cositas que descubrí en la guantera del Renault 12 rojo a principio de los 70’, los trapos con que su madre le envolvía las piernas de recién nacido para que no salga tan chueco, su chuequera empedernida y sus alpargatas, una boina blanca ya media amarilla, las página de carreras de memoria, todos los secretos para varear, alimentar y acariciar al parejero, algunos pasteles.

Las orejas llenas de agua, miro y lloro boca arriba mirando a través del techo y en la constelación de lo infinito lo veo, va cortado, cabalga su alma suave, con la suavidad que da el haber vivido alegre. Quizá en la bolsa lleve el micrómetro y las herramientas que me compró todas nuevas para que ponga el taller, quizá lleve un mango de máquina de esquilar, una tijera de tusar, una herradura de la suerte.

Las orejas llenas de agua, te busco boca arriba por el firmamento, allá va tu alegría, te veo clarito, ahogando los gritos apuesto a vos, tenés un pédrigue regado de otros que te lloran y alientan. Tío, Tío de los chicos de la herrería, de los paisanos grandotes nietos de Zenón, del arquero y sus hermanos, del paisano rubio, tío mío, de Martín y de otros más.

Las orejas llenas de agua, debí haberme hecho de San Lorenzo cuando me dabas las propinas, si eso te hacía feliz suficiente. Si te sirve dejo el trapo azul y oro que tantas alegrías me ha dado y cambio los colores por los de tu Ciclón, te lo prometía por cada moneda de caballito que me dabas.

En los años luz que lleva llegar, en ese galope celestial vas primero, te lo merecés, ni los muchísimos chinos que empiezan a castigar desesperados te van alcanzar, son unos matungos. Hasta te podés dar el lujo de sacar la sillita ratona de la bolsita mágica y ponerla en la vereda.

Sin poder imaginar también ésta vacía cuando vuelva, viéndote allá afuera amanece. Por suerte, cuando se seque el charco en las orejas y pase el dolor, se que entrarás y saldrás de los recuerdos como siempre, sonriente y a las apuradas.

2 comentarios:

dani dijo...

Nano,gracias por estas palabras para tio Renee,un abrazo.
Desde Calafate
Dani

Verónica dijo...

Nano: tus palabras para papi son hermosas, gracias, un abrazo, Vero.