jueves, 25 de noviembre de 2010

POR LAS TARDES


Sentados en la misma mesa de siempre, desde hace varios días, se encuentran , se ponen a beber y a jugar a las cartas.

La gente los ignora.

Vestidos con ropas que parecen del siglo pasado, ellos festejan con carcajadas los chistes que uno de ellos, un hombre de mediana edad, haciendo ademanes, cuenta por milésima vez.

Y ellos, que ya lo conocen, ríen como si nunca lo hubieran escuchado.

A veces se oyen sonidos de cristales rotos, de arrastrar de sillas sobre el piso de madera y algún :-¡hasta mañana!

Y al otro día, como un ritual, la escena se repite.

A veces son más fuertes los aromas del alcohol y del tabaco negro…

Más sonoras las risas.

Otras tardes, hablan como en susurros y sus voces se confunden con el silbar del viento que ahora no choca contra ningún muro, ni abre ninguna puerta, ni sacude aleros, ni ahuyenta los pájaros, que extrañamente, dejaron de buscar migas de pan en el patio vacío.

Pero ellos brindan hoy porque en ese lugar donde ellos habitan, han colocado un cartel donde se lee, algo así como “SE VENDE ESTE TERRENO”.

Y se preparan, y traman , maquinan, urden…y me esperan, nos esperan , porque nunca se irán, porque ese lugar les pertenece y nos pertenece.

(A los queridos fantasmas del Plaza Hotel)

BEBA LAPASTA

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