Viaje a Búzios. 3ª parte
Todo un tema las escaleras mecánicas. Como buena nativa de las pampas argentinas, mi vida transcurrió a ras del suelo. Y salvo las escaleras de madera lustrada que tenía que subir y bajar indefectiblemente cuando estaba pupila en el colegio de monjas, para y desde el dormitorio en un 2º piso, siempre la fui pìloteando bastante bien. Y haciendo honor a mi signo que pertenece al elemento Tierra, nunca tuve demasiadas ganas de explorar otras alturas, y menos en algo mecánico.
No crean que no anduve en esta cosa infernal. Sí, cuando era niña acá en La Plata con Horacio y Mario la vez primera. Con tal mala suerte que siempre mi pie quedaba en el doblez del escalón. Por supuesto que perdía el equilibrio y entre los 2 me tomaban de los brazos para que no me cayera. Así que comprenderán que no me llevo muy bien con este invento que todo el mundo usa tanto. Últimamente me he enterado que hay varios integrantes de la familia que sufren de "escaleritis". Por suerte no me pasa sólo a mí.
Y en todos los aeropuertos hay muchas...
Aquí, en Ezeiza, como tuvimos que salir volando a embarcar casi no fui conciente que subía por una. Cuando bajamos en Porto Alegre, de ida, teníamos que hacer el check-in nuevamente. Y, ¡oh! sorpresa, había que subir hasta el 2º piso por la mecánica y encima cada cual con su valija, cartera, abrigo y bolso de mano!!!
Imagínense mi cara... Quiti, Chiche y Eduardo subieron felices. Y yo me quedé amotinada al pie de la escalera negándome a hacer semejante excursión. Si no sé andar sola, menos con equipaje. Les cedí el paso a todos corriéndome un poquito. Un matrimonio argentino se ofreció a ayudarme. Les agradecí, pero no pude con mi genio y les dije: no sé andar en ésto, soy del campo y le tengo fobia. Me imagino que me habrán entendido, pues yo vestía una camiseta de La Dolfina con el nº 1 (equipo de polo de Adolfito Cambiasso). Quiti bajó a rescatarme y feliz subí por la escalera fija. Y bueno... todos tenemos defectos, no?
Siguiendo con el relato, llegamos por fin a la posada. Estaba lloviznando. Un joven de color subido, por no decir oscurísimo (a ellos no les agrada que los llamen con el antónimo de blanco), nos subió por unas escaleras de piedra nuestros bagagem. Quiti a los dos minutos ya le preguntó cómo se llamaba y nos dijo: Marlon, el lindo. Obvio, con tonada brasilera.
Hermosísima posada, con jardines perfectamente cuidados; con plantas altísimas; flores de todos los colores, formas y aromas. Nunca fui experta en flora, la única que reconocí es el jazmín del cabo, porque Horacio, mi tío, todas las semanas me traía un ramito de su casa.
Allá es todo verde, palmeras enormes, cactus de todos los tamaños que, por el clima, crecen hasta en los tejados o sobre los techitos de paja, tipo sombrillas que están en las playas.
En los pasillos, terrazas, al lado de la pileta, sobre las mesas, todo plantas. Saqué en conclusión que esta gente puede inventar una maceta hasta en una tapita de gaseosas. En la zona del cyber, plantitas; en los baños, plantitas; en las mesas del comedor, plantitas; en todos los rincones, plantitas. Hubo momentos que dudé fueran de verdad, así que las toqué para cerciorarme.
El clima húmedo, llovizna por las noches, hace que todo crezca sin límites. Al costado de las veredas, los árboles con los cachos de banana y su flor.
Como el sol sale muy temprano, a las 6 de la mañana yo estaba en el balcón de mi dormitorio tomando fotos a semejantes bellezas; a las construcciones vecinas que están en las colinas y la mayoría son posadas; a todo esto tan maravilloso que Dios me permitía apreciar. Las fibras más íntimas de mi ser se conmovían ante la majestuosidad de la naturaleza.
Un paisaje de ensueño, con morros, callecitas, edificaciones de estilo colonial con techos de tejas, con árboles inmensos, con pájaros que volaban a poca distancia.
Me llamaron la atención unos de color negro, feos, que hay por todos lados. Vistos cuando planean tienen las alas como las de Batman, parecían pterodáctilos. Yo los llamo "chiquitosaurios" y no me simpatizan. Hacen sus nidos en árboles altísimos. Una pareja de chilenos que caminaban un día cerca nuestro en la playa, me dijeron que se llaman jotes, que son carroñeros y que existen en Chile, en Antofagasta. También hay gaviotas, como las nuestras pero más grandes, y los brasileros las llaman atobá.
Una cosa que me extrañó es que no usan persianas, con alguna excepción.
No hay edificios de PH, ni semáforos (creo haber visto uno casi saliendo del centro). No se escuchan bocinazos, salvo los de las combis que preguntan para dónde uno va; ellos paran y no nosotros a ellos.
Todo está requetelimpito. Todos cuidan la higiene de sus calles, plazas, veredas. No hay papelitos tirados en ningún lado ni colillas de cigarrillos. Para eso están los canastitos para tirar la basura que cada tanto se ven en algún árbol o poste, por supuesto con una bolsa de residuos en su interior. (Igual que acá, no?).
Chiche, una noche que íbamos caminando para el centro, se quitó las ojotas en la Orla Bardot (costanera) para estar más cómoda. Llegamos después de 12 cuadras más o menos y tenía los pies lim-pi-tos, como si hubiese caminado sobre una alfombra!!!
Una vez en casa busqué fotos en Internet de algunas flores que había visto. Ahí reconocí geranios, lilas púrpuras y blancas, azucenas rojas, brezos rosa, gardenias, begonias, lirios, orquídeas rosas y púrpuras, hibiscus, magnolia rosa, santa rita de todos los colores, rosa china de todos los colores, margaritas africanas, iris, ipê de jardim, tulipanes, amaryllis amarillos, etc.
Había una en la posada y no sé el nombre; le tomé varias fotos que adjunto por si alguien la conoce. Es extrañísima.
En otra entrega, la 4ªparte, si Dios quiere.
Hasta pronto. Norma
1 comentario:
Gracias Norma por tu relato tan lindo y bien pintado, me hace recorder los dias hermosos que pasamos los cuatro, disfrutando de tanta belleza, cuando me pongo a pensar, que buen diseñador que es Dios, y como convina las cosas y los colores, me pregunto en que universidad habrá estudiado no...?
chiche te manda un beso y me dice , aver cuando no juntamos, y me tenes que ayudar a escribir mi libro, espero con ansias la cuarta parte, esto ye es como una novela estamos esperando el siguiente capitulo, me estoy enviciando jeje te mando un beso y otro para Kity Saludos Edward Harford
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