La chancha y los 20
Expresión de origen rioplatense que nació a fines del siglo pasado y fue popularizada por un sainete de la época así titulado. Denota a la persona codiciosa que, no conforme con la ganancia que le corresponde en un trato, se empeña en obtener mayores ventajas. Es condensación de otro dicho más largo, "el chancho, la chancha y los veinte lechones", que agrega al abuso una exageración: la cría de una cerda a través de su vida fértil rara vez llega a la veintena. Por concisión, la idea quedó abreviada en su forma actual: "Querer la chancha y los veinte..."
Pero a la picardía popular no le pareció suficiente. Eran tiempos del auge de los frigoríficos y de la explotación de todo lo que se pudiera sacar de un animal.
De modo que la frase se usa en locuciones tales como "Fulano pretende quedarse con la chancha, los veinte y la máquina de hacer chorizos". Ese agregado tecnológico eleva la rapacidad al colmo. Muestra el afán desaforado de quedarse con todo. Y con algo más, de ser posible.
Otra versión habla de una línea de alcancías de ahorro con forma de porcino. Esta alcancía era de un material frágil, de vidrio o cerámica.
Para obtener las monedas (20 guitas, léase "el peso"), debía romperse la alcancía. Querer la chancha y los veinte implica entonces, no querer perder nada.
De Panorama Urbano.
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