
En mi casa hay un perro
      barcino tuerto,
      cuando mueve la cola,
      peludo cierto.
¡Amalhaya Dios me diera
      un castigo muy grandote:
      una tormenta de queso
      y una creciente de arrope!
Cuando Dios formó este mundo
      hizo los hombres de barro;
      pero para hacerlo a usted
      tuvo que raspar el tarro.
(Enviado por un colaborador)
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