domingo, 2 de marzo de 2008

CHIN ***** por NANO


Rastros tuyos
Tu mirada aguda
Tu memoria prodigiosa
Tu facultad de admirar
Tu irrespetuosa risa
Tus trasnochadas
Tu manera de hacer los asados
Tus comentarios de erudito
Tus Embustes de altura
Compinches de la noche
Del vino tinto, naipes
Poemas y delirios
La ceniza de todos tus puchos
fertiliza el porvenir
Y no pocas veces volás
Ya julián entre la nubes
Alas, alas ya de cóndor
Ya de colibrí
Tu julián entre las alas
Majestuosas de ausencia
Alcanzaste a ver
Tu niñez antes de irte
Tus atajadas
Alguna cuadrera
Tus heridas como mapas
Las trece mil piezas de la linotipo
Las letras de plomo entre tus manos
Los anteojos rotos
Medio indio te volvías
Mientras te ibas
Adivinando ese vuelo
Hasta te reías
Hay días en que te posás en frente mío
Discutimos como hermanos
A carcajadas festejamos
Nos convidamos un trago

4 comentarios:

BEBA dijo...

Impagable! como siempre, captando todo con una sensibilidad exquisita, muy "fittipaldesca", como dice Susy que está a mi lado conmovida hasta el llanto, por traernos al Chin, esta tarde de domingo lluvioso, pero no triste, porque su recuerdo, siempre pone una nota de alegría.
Un abrazo.Beba.

eu dijo...

inconfundible con tu tranco manso no seguis recordando que vale la pena andar por este rumbo pa´ hacer de cada dìa una historia que nos permita seguir existiendo por ratos mas largos que los que andamos dando vuelta por esta realidad...

grafitti61 dijo...

Con su larga barba, con su sonrisa cómplice, con que me miraba cuando le llevaba las bananas y los dulces de batata.
Con esa manía de leer los diarios y los libros que le pronosticaban el futuro del pueblo.
Con ese ¿Qué haces querida?, con que me recibía. Y las horas de charla y mate amargo, vinito de por medio, que compartíamos, porque teníamos que contarnos todo y hablar del mundo...
No de su vida, eso, eso no importaba, de la vida..., de esa que transcurre en la calle, en los cuentos cotidianos, en la de sentirnos parte del mundo.
Recogí con llanto y en una bolsa todas sus pertenencias cuando nos dejó, y las guardé por un tiempo, no podía dejar de aferrarme a ellas un rato más.
Hoy sigo pensando en su historia todos los días de mi vida, hoy quiero seguir el camino trazado, para no olvidarlo y no olvidar a los que lo quisimos tanto.
Quizás no sea el mismo camino, quizás tenga alguna bifurcación ideológica en el medio, pero es el motor que me mueve a venerar su vida, esa que admiré, por la bohemia, la inteligencia, el pensamiento único, la lealtad a su propia historia.
Gracias Nano y Carlitos por hacer que lo recuerde una vez más.
Graciela

Bomberos Voluntarios de Tapalqué dijo...

Buenísimo, me acuerdo de la última vez que compartimos un "espirituoso" (vino, el totín y yo coblán) en Sarmiento.
Cuando me presenté no me reconoció (estaba muy abrigado o mejor dicho medio gordo), me presenté como el hijo del petizo Vera, lo que le representó un momento de recuerdos a chinchu, ya que no conocía a un Vera que superara el metro cincuenta.
Hablamos largo y tendido, hasta creo que discutimos o intercambiamos opiniones sobre diferentes personajes de nuestro pago chico.
Un recuerdo imborrable.
Y como decía mi viejo... ya que te vas antes, esperame con la puerta abierta cuando llegue.