miércoles, 5 de marzo de 2008

Ejemplo

Dijo permiso,
se acomodó entre los presentes,
pidió la taba con respeto .
Casi con timidez, alzó la vista,
una sonrisa contagiosa,
arrancó alguna exclamación
de los presentes.
-¡Cinco más voy al que tira!
dijo el vasco Salamayú,
acomodándose la gorra
que le quedó, casi en la nuca,
eso si, como pintada.
Mientras la taba jugaba entre sus manos,
se le cruzó el camino recorrido,
peón de a pie, niñero
por cinco pesos y paliza libre,
boyero, mensual de ¨Las Mostazas¨,
donde bolearon charos
sin permiso y le perdió el recadito cantor
un mancarrón sotreta en la rodada .
-¡Tire compadre! se oyó lejos
-¡Vamos gringuito! le gritó un amigo.
Afirmó el pie derecho,
acomodó el talón como una estaca,
echó el cuerpo hacia atrás,
midió extendiendo la mano a la llegada.
Soltó el hueso, que fue cobrando altura
y voló suave, él lo acompaño con la mirada,
se le cruzó aquel día, que se quebró
su alazán, cuando sujetó de golpe,
y el animal obedeció sin importar lo que pasaba.
Abajo el griterío, suerte, suerte
rodearon sin tocar,
la plata ni la taba.
El se aflojó el cinto,
se acomodó los pantalones
se abrió una callecita entre la gente
aplausos y más de una palmada,
caminó con la vista puesta en la clavada,
y una sonrisa bien grande dibujada
no se dio vuelta .
¡Total para él la plata
no importaba! .
negrofitt

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