Nanu nada, sube a un témpano, a la deriva de la corriente ártica, nada, se sube a otro témpano, sigue.
Se llama Nanoq, lo llaman Nanu.
Nada mas traicionero para Nanu que la falta de hielo.
Sigue hasta lugares que ya no son su habitat, demasiado al sur.
En el archipiélago abajo de la isla grande, a mitad de la costa oeste de Groenlandia consigue apurar a una foca y se alimenta, es enorme, el señor de la inmensidad congelada, aunque buen nadador, indefenso en el agua.
Los inuit sostienen que es zurdo, lo veneran tanto que solo se sentían hombres después de haberle cazado. Al indomable, al majestuoso, al solitario.
El domingo apareció, casi nos cruzamos. Salí a cazar humildemente con la onda a ver si finalmente encontraba un especie de faisán de las rocas, que en groenlandés tiene el curioso nombre de ”ave que se deja cazar con una piedra”, se mimetiza como la perdiz y cambia de color según la estación, siendo en invierno por supuesto todo blanco. A la ida atrás del lago congelado crucé un cazador con dos colgando, pensé que iba a ser mi día.
En la isla de enfrente anda el verdadero rey, el ursus maritimus, el enorme. Camino por el lago y paso a la isla que da al golfo del Disco, desde arriba veo lo que debería ser mar abierto, todavía en gran parte congelado. En el mismo momento lo traen al puerto, las sogas parecen de preso, como si aún muerto le temiesen.
Seguí en los días sus rastros, me trajeron fotos de cuando lo arrastraron por el hielo y fuí a ver como curtían su piel. Hoy abro la puerta al salir y hay una foto suya en el diario, (http:sermitsiaq.gl/) no se quien me la dejó. Volví a pasar por la curtiembre, la piel desnuda de cuerpo, colgando del techo y el cráneo ensangrentado oreándose.
Por qué fascina y duele el verlo con la mancha roja en el pecho y su piel apenas mas crema que la nieve, tirado indefenso?
Tengo un trozo de su carne colgando de la ventana, congelada por los 20 grados bajo cero, la voy a comer en estas pascuas, en el viaje se alimentó de focas que se alimentaron de peces, supongo que la tradición contempla la cadena biológica.
Nanu, zurdo Nanoq, seguramnete llegaste desde Canadá, la zona no te es propicia, nadaste hasta la isla, te paraste a oler curioso como es tu costumbre, el color crema de tu piel centelleó en la nieve y te apuntaron.
Así es la vida, algunos temen el hielo, otros lo necesitan.
La duda, el temor, la sensación, de que si le falta el hielo a él nos va a terminar sobrando agua a nosotros.
Se llama Nanoq, lo llaman Nanu.
Nada mas traicionero para Nanu que la falta de hielo.
Sigue hasta lugares que ya no son su habitat, demasiado al sur.
En el archipiélago abajo de la isla grande, a mitad de la costa oeste de Groenlandia consigue apurar a una foca y se alimenta, es enorme, el señor de la inmensidad congelada, aunque buen nadador, indefenso en el agua.
Los inuit sostienen que es zurdo, lo veneran tanto que solo se sentían hombres después de haberle cazado. Al indomable, al majestuoso, al solitario.
El domingo apareció, casi nos cruzamos. Salí a cazar humildemente con la onda a ver si finalmente encontraba un especie de faisán de las rocas, que en groenlandés tiene el curioso nombre de ”ave que se deja cazar con una piedra”, se mimetiza como la perdiz y cambia de color según la estación, siendo en invierno por supuesto todo blanco. A la ida atrás del lago congelado crucé un cazador con dos colgando, pensé que iba a ser mi día.
En la isla de enfrente anda el verdadero rey, el ursus maritimus, el enorme. Camino por el lago y paso a la isla que da al golfo del Disco, desde arriba veo lo que debería ser mar abierto, todavía en gran parte congelado. En el mismo momento lo traen al puerto, las sogas parecen de preso, como si aún muerto le temiesen.
Seguí en los días sus rastros, me trajeron fotos de cuando lo arrastraron por el hielo y fuí a ver como curtían su piel. Hoy abro la puerta al salir y hay una foto suya en el diario, (http:sermitsiaq.gl/) no se quien me la dejó. Volví a pasar por la curtiembre, la piel desnuda de cuerpo, colgando del techo y el cráneo ensangrentado oreándose.
Por qué fascina y duele el verlo con la mancha roja en el pecho y su piel apenas mas crema que la nieve, tirado indefenso?
Tengo un trozo de su carne colgando de la ventana, congelada por los 20 grados bajo cero, la voy a comer en estas pascuas, en el viaje se alimentó de focas que se alimentaron de peces, supongo que la tradición contempla la cadena biológica.
Nanu, zurdo Nanoq, seguramnete llegaste desde Canadá, la zona no te es propicia, nadaste hasta la isla, te paraste a oler curioso como es tu costumbre, el color crema de tu piel centelleó en la nieve y te apuntaron.
Así es la vida, algunos temen el hielo, otros lo necesitan.
La duda, el temor, la sensación, de que si le falta el hielo a él nos va a terminar sobrando agua a nosotros.
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