SI ESTAMOS EN CASA, ¡QUÉ MEJOR QUE LEER!
EN FAMILIA, SOLOS o CON QUIENES NOS CUIDAN. En la cama, en los sillones, con almohadones, envueltos en una manta o una alfombra de arpillera, sobre un banquito, encima de diarios viejos, cualquier lugar cómodo y calentito de casa es un buen lugar para leer.
Van algunas ideas para compartir momentos de lecturas:
- Preguntar por las viejas historias familiares, las de tradición familiar: cómo se conocieron los abuelos, los padres, travesuras de otros tiempos… conversar, relatar e intercambiar cuentos de familia es uno de los mayores movilizadores a la lectura.
- Buscar los libros y revistas que hay en la casa y preguntar sobre su procedencia, cómo y por qué están ahí. Averiguar su destino, quién lo leyó y por qué. Despertar la curiosidad es un modo de acercarse a la lectura.
- Cantar canciones con juegos de palabras, de las que nos enseñan en los campamentos, buscar adivinanzas, inventar rimas, pedirles a los padres, abuelos, tíos que canten las nanas y rondas de su infancia, las canciones que escuchaban en su juventud, los poemas de amor con que enamoraron a sus parejas... Son modos de leer desde la búsqueda de otras experiencias narrativas.
- Jugar con los más chicos a imitar voces y personajes de los cuentos, mientras se abre con ellos la puerta a la fantasía.
- Buscar los libros viejos que hace mucho que no se leen, redescubrir las historias de los "Lo sé todo", "El tesoro de la juventud", las narraciones épicas que nos entusiasmaron o que nutrieron a nuestros mayores. Investigar qué cosas que cuentan esos libros ya fueron superadas por la ciencia o cuáles teorías estaban erradas. Ayudarse con Internet.
- Leer en voz alta, con expresión y con ganas, los textos que fueron interesantes. Buscar y releer los textos que más les gustaron a nuestros hijos cuando eran pequeños, proponerles a ellos que se los lean a un hermano menor.
- Ver leer a los otros es una fuente inagotable de ganas de acceder a esa práctica. Que haya libros propios, prestados, comprados.
- Si los papás traen libros recién comprados a casa, fijarse si están termosellados, retirar el plástico y luego lavarse bien las manos. Si no, lavarse siempre bien las manos luego de tocarlos, y no llevarse las manos a la boca o la nariz antes de higienizarse.
- Llamar a los abuelos para que vengan a contar y leer cuentos a casa. Y si no pueden llegarse, que los lean por teléfono…
- Buscar temas de interés de cada uno de los integrantes de la familia (animales, autos, hadas, volcanes, dinosaurios…) y sorprenderlos con lecturas inesperadas.
- Buscar textos para leer en Internet, que pueden bajarse de páginas como:
http://planlectura.educ.ar/
Margarita Eggers Lan y Graciela Bialet
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