miércoles, 8 de julio de 2009

Vuelve GPS *** Nano


Hola, por acá de verano, te mando éste del festival de Roskilde, seguramente los adictos a la música preferiran saber quien tocó!!!!! jaja pero bueno yo me dediqué a sacar fotos de camionetas!!! Nano

GPS de más

”Piensa en esto: Cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca…. ….Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben…..Te regalan su marca y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia a comparar tu reloj con los demás relojes.

No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.”

(Historias de Cronopios y de Famas- Julio Cortazar.)

Con ese texto en la cabeza, algo incrédulo, Gastón Pérez Suárez cruzó rumbo a la isla, debió tomar por el puente mas alto, no pudiendo elegir dadas las circunstancias.

En el plano de las cosas con cuerpo simplemente le había dado entrada, algo molesto y desconfiado, a un ser que de a poco se iría llevando todo lo que quedaba de cordura de su por si bastante desprolija y tempestuosa realidad.

Solamente se sabe de los antojos, caprichos y llamados sentimientos de determinados seres vivos, nadie le podría dar ni cinco a la suerte que lo llevaba a atravesar el puente, flamear levemente y no tan levemente, ntener la velocidad cuesta arriba y dejar con un guiño de luces que pasen todos los apurados.

Hay algo que va quedando en la penumbra de los recuerdos, como el televisor blanco y negro, como la sortija de las calecitas. En este caso los platinos del motor de ese ser que se iba apoderando de GPS, ya su cómplice, ya su esclavo. Los platinos para los entendidos son dos partes bastante pequeñas que dan llamémosle figurativamente los electroshok, de una bobina sale una corriente y el platino diminuto se encarga de mandarla al lugar correspondiente por medio del distribuidor, condensador mediante y luz apropiada. Es esta luz la que suele ser el alfa y omega para que el motor arranque, regule, y suene como es debido, una especie de electrochok y marcapasos digamos, se toca si es necesario a su debido momento, de nada vale abrirle los platinos en pleno y armónico 1.4.3.2. a un simple motor boxer refrigerado por aire, mezclarle debidamente el aire y la nafta como a un fumador empedernido a traves de tornillitos que dan a la aorta y conseguir que vaya para donde uno quiera. De nada vale en este caso, con un chofer sin mucha influencia atravesando un puente altísimo en un ser emocionalmente inestable.

Los coches modernos carecen por completo de estas sensibilidades, son algo mas insulsos, mas metrosexuales si se quiere, no se tiran pedos indebidos ni se autoboicotean, tampoco dan señales de vida verdadera, la llave y media vuelta o botón sin llave, bruum y a casa, ni pensar en atribuirle destellos de personalidad, menos que menos pensar que puedan decididamente tomar el comando y hacer del chofer una especie de perro lazarillo.

De a poco sintió GPS que se le iba de las manos, sin direccon hidraúlica, alto y flaco como rosinante, manso pero mañero y soñador con su propia Dulcinea entre sus faros.

Así pasaron a la isla y se dirigieron al festival de Roskilde y vaya sorpresa, esa marcha media despatarrada que traía se volvió un ronroneo pleno y sublime, entró regulando por su cuenta como un toro u otro animal conciente de su encanto, GPS ni siquiera pisó el acelerador, todo en él tomó vida, apenas toques de volante esquivan elegante los pozos. Chofer como pocos no se confundía, la muestra de total autonomía que daba el trasto estaba marcada por los reflejos de un hipersensible, de alguien que hace rato esperaba ese momento.

Encontró lugar al lado de algo parecido, atractiva con sus lisas curvas y plateados, con patente de Alemania y un modelo algo más nueva. Cuando GPS intentó salir no quiso arrancar, manoteó el destornillador, resongó y salieron. A la vuelta se las arregló para meterse sin molestar al lado de una especie de hermano mellizo de Suiza, más desprolijo, medio hipón, idéntico con su cromados donde él tiene sus mates. Así se fué adaptando a la nueva realidad, disfrutando. Comprensible, años de soledad, de galpones vacíos, de barrios con cualquier otro tipo de vehículo, llegar al festival fué volver a la vida. Se enamoró locamamente de una rubia con chapas impecables y patentes noruegas, hizo sus necesidades en el lugar debido, recorrió con curiosidad, intentó que lo pinten con fuego saliéndole por todas las puertas, se vistió de festival, encontró companía y a la vuelta cansado de tanto no andar prefirió el ferry. A GPS ni el apunte, ni las cordenadas, ni las agujas…

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