No sé de dónde viene la historia, pero mi padre nos hacía dejar el diente de leche que se nos había caído la noche anterior, debajo de la almohada.
A la mañana siguiente, en su lugar había una reluciente moneda de 5 centavos, con la cual íbamos a comprar caramelos o bizcochos a la panadería de Tavella.
El tiempo fue pasando, y el eterno ratón cambió de clientela.
Mi sobrino mayor fue el primero en estrenar su historia, por tal de tener la moneda, esta vez de un peso, con un caballito, era capaz de traer cualquier objeto parecido a un diente, para comprar chocolatines en el kiosco de Martínez, que estuvo ubicado en la esquina del centro cultural hasta hace pocos años.
Más tarde, fue Ana, mi hija mayor, que prácticamente, extorsionaba al ratón, hablándole con su voz suave, a efectos de cautivar al ratón y lograr una o varias monedas, que luego, de la mano de la abuelita Micaela, iban a gastar en el almacén de Vega, en el barrio de nuestra casa, en la esquina opuesta a la comisaría.
Después Carolina, pícara Carolina que puso bajo su almohada las muelas que el Dr Dotti le había extraído a su hermana…y mamá traicionando sus principios morales, engañó al ratón y le dejó un puñado de monedas dentro de un tubito de vitaminas efervescentes.
Pasaban los años, nosotros envejecimos, pero el ratón siguió firme.
Esta vez, Pato, el mayor de mis nietos, a quien le dije que el ratón de los dientes vivía en el techo…
En esa época, Ana y yo hacíamos piruetas para estabilizar la economía (somos master en piruetas hasta hoy).
Pero siempre tuvimos una, dos, varias monedas…y una carta del ratón del techo con advertencias acerca de la conducta, etc, etc que el roedor firmaba con un par de patitas grises al final de la carta.
Ahora, entre el grupo de nietos, quedaron Sofía y Agustina.
El ratón debió adoptar la tecnología y modernizarse, además de mi ocurrencia de subir el arancel del ratón, poniendo en jaque al resto de los miembros de la familia, ya que con una moneda, poco se puede hacer.
Ahora, estas dos nietas me mandan por el celular, imágenes amenazantes en donde muestran la pérdida de sus piezas dentales, con el mensaje adjunto:-¿cuándo cobrás?
Sí, porque , además de deber impuestos y gastos varios, le debo al Ratón Pérez un diente y otro que, pendiendo de un hilo, amenaza con caer.
BEBA LAPASTA
2 comentarios:
Vaya casualidad! hoy al regresar de mi trabajo encuentro a mi nieto en casa, con la novedad: Abuela, tengo un diente flojo!!! y abuela se aflojó de emoción, ya empezamos a cambiar los dientes. Me podrias decir cual es el arancel para el raton en este momento? un papel de que color? no atiende por mutuales? le doy un bono. besos
El ratón cobra diez pesos por diente para transferírselos a los nietos.
Pero según me han expresado mis nietas, creo que por las muelas debemos pagar más.
PD: no atiende por mutuales y no tenemos escapatoria.
Gracias por tu comentario.
Beba
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