lunes, 6 de octubre de 2008

PARA REFLEXIONAR

Pese a los reiterados pedidos de Gladis, todavía no he escrito en el blog que nos comunica casi diariamente y es uno de los primeros que consultamos por internet.

Felizmente, mi esposa, se largó a escribir y hacernos pensar y tuvieron que pasar casi 30 años, lo cumplimos el 16 de febrero próximo de casados, para poder descubrir que de habérselo propuesto, hoy sería una escritora famosa. Ja, ja,ja.

Esta primera colaboración, no es mía. Hoy, lunes 6, un señor en la calle se me acercó y me dijo si tenía hijos. Le contesté que tres y cuando, siempre como argentino mal pensado, esperaba la manga, me entregó un papel y solo me dijo.” Léalo amigo, déselo a sus hijos y divúlguelo”. Lo leí, me pareció sumamente de actualidad y lo quiero transcribir, para que todos, podamos reflexionar, como lo expreso en el título.

Quiti Martínez

Adiós, querido papá

Lo siento mucho papá, porque creo que ésta es la última vez que me podré dirigir a vos. En serio, lo siento mucho.

Es tiempo que sepas la verdad. Voy a ser breve y claro: la droga me mató papá. Conocí a mis asesinos a eso de los 15 o 16 años de edad. Es horrible ¿ no es cierto, papá?. ¿ Sabés como fue?.

Un ciudadano elegantemente vestido, muy elegantemente y que se expresaba muy bien, nos presentó a nuestro futuro asesino: la droga. Yo intenté rechazarla. De veras lo intenté, pero este señor se metió en mi dignidad diciéndome que yo no era hombre. No es necesario que diga nada más, ¿ no es cierto…?. Ingresé al mundo de las drogas. No hacía nada sin que las drogas estuvieran presentes.

Yo sentía más que las demás personas, y la droga, mi amiga, sonreía… ¿ Sabés papá?: cuando uno comienza, encuentra todo ridículo y muy divertido. Incluso a Dios lo encontraba ridículo. Hoy, en este hospital, reconozco que Dios es lo más importante en el mundo, sé que sin su ayuda no estaría escribiendo lo que escribo.

Papá, no vas a creerlo, pero la vida de un drogadicto es terrible. Uno se siente desgarrado por dentro. Es terrible y todos los jóvenes deben saberlo para no entrar en eso.

Yo no puedo dar tres pasos sin cansarme. Los médicos me dicen que me voy a curar, pero cuando salen del cuarto mueven la cabeza. Papá, sólo tengo 19 años y sé que no tengo chance de vivir. Es muy tarde para mí, pero tengo el último pedido para hacerte: hablá a todos los jóvenes que conocés y mostrales esta carta.

Deciles que en cada puerta de los colegios y en cada aula, en cada facultad, en cualquier lugar, hay siempre un hombre elegante, que va a mostrarles a su futuro asesino, el que destruirá sus vidas.

Por favor, hacé eso papá, antes que sea demasiado tarde para ellos también.

Perdoname papá, ya sufrí demasiado.

Perdoname por hacerte sufrir también con mis locuras.

Adiós, querido papá.

NOTA. El autor de esta carta falleció a pocos días de escribirla por abuso de drogas.

1 comentario:

Tapalqueneros dijo...

Quity : ¡Bienvenido al blog! Y gracias por el artículo para reflexionar, tan oportuno en estos momentos. ¡Que se repita tu participación. Gladis