-¡No pisés los canteros!-¡no andes en bicicleta por los caminitos!-
-¡llevate el perro que hace pozos en la tierra recién carpida!-
-¡bajate de la fuente Periquita!¡le voy a decir a tu papá!-
Hoy a la mañana, cruzaba caminando por la plaza Adolfo Alsina, y como un tropel, vinieron a mi mente, los recuerdos…
Es que esta plaza era mía, al menos mis siete años los creían.
Yo trepaba a la fuente, a la otra fuente, a la de los colosos, a la que un día, sin hacernos preguntas, se llevaron a la rastra tirada por un tractor.
Allí me sentía más importante y…más alta.
Desde ahí veía a las hormigas llevarse en hileras perfectas, las hojas de los rosales que tanto cuidaba el placero Negrete.
Era para mi un juego: la bicicleta, el perro, la fuente.
Alguna vez, con gran esfuerzo, dado mi escaso tamaño, logré trepar al roble.
Jugaba a las escondidas con mi perro, arrojando lejos una piedra que él iba a buscar mientras yo me ocultaba.
Cuando me descubría, se prendía de mi pollera a cuadros tironeándola y a mordiscos me hacía entender que él había ganado.
Claro es que en nuestro juego, pisoteábamos canteros y flores.
Es cierto que algunas veces tomé de hamaca las ramas de los árboles, que cortaba guayabas y pimpollos de rosas…pero nada más.
La plaza en ese entonces era más mía.
Era y sigue siendo hermosa.
Les hago llegar el perfume invisible de sus rosas y el aire tibio de la primavera.
BEBA LAPASTA
1 comentario:
Adoro tu comentario Beba, sabès que tambièn es mìa??. Por el caminito que cruzaba en diagonal desde la 9 de julio a tu Hotel, pues habièndole sacado sin permiso la bici a Hilda SoTo, amiga de mamà enfilè para la plaza sin pensarlo, y como todavìa eran de pusolana roja, me dì un tremendo golpe (7 años) bici muy grande , o sea que comprè terreno en tu plaza, que fue mìa tambièn,jaja.Final en el Dr. Spreàfico que me limpiò y cosiò mi rodilla, que todavìa...se ve la herida.-Es de las dos.- Besos (añoro la lindìsima fuete)
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