sábado, 6 de febrero de 2010

BUSCANDO LA HISTORIA


Era domingo, sonó mi celular y la voz inconfundible de mi hermano me avisaba que estaba paseando en moto con su nieta, por la estación Campodónico, porque le había prometido a Valentina llevarla a conocer la antigua pulpería donde, cuando éramos niños, nuestro padre, que había crecido en esos parajes, (El Sauce). nos compraba caramelos y nos contaba acerca de un tiempo cuyo recuerdo esconden las paredes centenarias del lugar, que “hace pata ancha a los vientos” y enfrenta el nuevo milenio, desafiándolo, aún de pie.

“- Estoy sacando fotos, las bajo a la computadora y te las mando-; avisame si llegan-“

Y las fotos prometidas llegaron, solo que para poder enviarlas al blog tuve que fotografiarlas con mi celular mágico, pues de otro modo no se podían ver.

Aquí van para ustedes las imágenes y una reseña histórica que buceando en la web, encontré en el diario Clarín del 25/07/2004.

PULPERÍA SAN GERVASIO

La pulpería San Gervasio está en la localidad de Campodónico, 75 km al norte de Azul y a 299 de Capital. Para llegar a la posta, desde Azul, hay que tomar la ruta nacional Nº 3 hasta Cacharí. Donde empalma la ruta nacional Nº 50, tomar un camino sin asfaltar, pero en buen estado, hasta Campodónico.
..Jorge Luis Borges escribió estas líneas del cuento El Sur hace más de 60 años. Es posible que al hacerlo tuviera presente la sencilla arquitectura de la pulpería y posta San Gervasio, en el sur de la Provincia de Buenos Aires, cerca de la estación Campodónico, a 25 km de Tapalqué y a 299 de la Capital. Allí el tiempo tuvo la delicadeza de detenerse para que se pueda contemplar la pulpería que, aún hoy, conserva restos del rojo punzó en sus muros de ladrillo y barro. Es así de cruel: el tiempo se fue tragando, paciente e implacable, a buena parte de las pulperías; aquellos establecimientos de tragos fuertes y comestibles incorporados para siempre a las postales de una Argentina que ya fue. Como sea, la pulpería San Gervasio es una de las que resiste por mantenerse en pie. Según fuentes de la Secretaría de Turismo provincial, de las más de mil pulperías que se esparcían en la pampa hacia 1840, hoy siguen con sus puertas abiertas unas 70, de las cuales la mitad continúa funcionando como en los años que siguieron a la colonia.

Erguidos, taciturnos, rostros curtidos por el sol, los hermanos Edgar y Aníbal Toso, llevan atendiendo hace medio siglo la pulpería que inspiró a Borges. Los Toso heredaron el oficio de su padre, don Aníbal. Este llegó al país a comienzos del siglo XX y se puso a trabajar para Esteban Campodónico, entonces dueño de la estancia que hoy administran los salesianos de la obra de Don Bosco y donde todavía se encuentra la pulpería.

De una de las paredes descascaradas del boliche cuelga una foto en blanco y negro de 1879. Y los nombres de los que aparecen en primer plano: Joaquín Landella, Inocencio Vázquez, José Vázquez, Isabel Casafres de Vázquez y Ceferino Vázquez. "No se sabe bien quiénes eran los Vázquez -dice Edgar Toso-; vivieron aquí mucho antes de que llegara mi padre. Se cree que eran gente culta -uno de ellos juez de paz- y que tal vez murieron bajo el cuchillo de un indio." En este sitio por donde el tiempo pasó de largo, la imagen de los Vázquez luce fantasmal. En el ambiente se percibe el eco de los alaridos de los indios pampas, aniquilados al cabo de 300 años de guerra. Y también se adivinan los gritos del terrible malón que azotó el lugar en 1855, cuando 5 mil lanceros de las fuerzas de los caciques Calfucurá, Cachul y Juan Catriel arrasaron los fuertes de Azul y Tapalqué, llevándose 150 cautivas y 15 mil cabezas de ganado. Después de aquel malón, la pulpería San Gervasio se utilizó como base para fundar el nuevo Tapalqué. Fue la posta a la que llegaban carretas, diligencias y carros con los materiales y los hombres que rehicieron el pueblo.

Los hermanos Toso atienden detrás de la reja centenaria de la posta, que protegía al pulpero de algún ataque o de las habituales peleas entre cuchilleros. La entrada conserva la puerta pesada de madera oscura y cerrojos de hierro forjado. En el interior, los paisanos aún se sientan a beber grapa en vasitos de vidrio esmerilado.
Extraído de Clarín, fecha 25/07/2004

2 comentarios:

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

El "Vásquez" que menciona la nota, era José "Canuto" Vásquez, casado con una hija del Sr. Casares, propietario de los campos donde se encontraba la pulperia.- José Vásquez era abuelo del Esc. Néstor J.Vasquez ("Chinipo") hoy fallecido, y que fuera intendente electo de Tapalqué en dos oportunidades (1973-1976 y 1983-1987).- José Vásquez con el tiempo quedó ciego, pero aun así siguió atendiendo su pulpería con ayuda de su familia.- Estos datos los he escuchado de boca del propio Esc. Vásquez en repetidas oportunidades.-
Saludos