jueves, 11 de diciembre de 2008

Homenaje a Rafael Darío Capdevila


A las 19.30, del día 28 de noviembre, luego de concurrir al cementerio en horas de la mañana y descubrir la placa por la tarde, organizadores y público se reunieron en el salón de actos de la Escuela de Educación Media Nº2 ¨Bartolomé Mitre¨ (ex Colegio Nacional). En una mesa colocada al efecto se exhibieron tres carpetas que contenía artículos publicados por Rafael Darío Capdevila en distintos medios gráficos, ya sea a nivel nacional (La Prensa y La Nación) y locales. Se exhibieron también los libros publicados por Capdevila, algunos ya por su segunda edición, los que despertaron el interés de la concurrencia.
Ramón Marina, Susy y Beba Lapasta y Gladis Fittipaldi leyeron capítulos de diversas obras del autor. El señor Felipe Protzucov poeta y escritor de Berisso, leyó un poema de su autoría, para el amigo Rafael Darío.

Inició el acto la señora Beba Lapasta con estas palabras:
¨Hoy ha sido un día lleno de recuerdos y vivencias.
Hoy hemos traido a este recinto todas las emociones.
Estamos juntos por el amigo, por el hombre, por el padre, por el poeta y soñador, por el escritor que nos legó su obra nacida gracias a su persistencia, tenacidad, esfuerzo, voluntad, silencio y callada humildad. Virtudes propias del que sin saberlo, es grande, sin decirlo crea y hace.
En cada obra va dejando trozos de su alma para que la reciban los que creen, los que aman... los que aún continúan buscando el ¨aleph¨, ese símbolo al que Rafael Darío siempre hacía referencia.
Con él regresamos al paraíso, viajamos en el tiempo con los cuentos del caminante, buscando la huella, para ser libre, al decir de Balladares.
Conocimos con sus escritos los lugares más recónditos de su Tapalqué, de nuestro Tapalqué.
Pudimos percibir hasta la frescura de las baldosas rojas de las viejas estancias, el atardecer pintado en las lagunas, el grito de los teros y las bandadas de pájaros, buscando el cielo de la pampa.
El mejor halago para un escritor es que su obra sea reconocida y fundamentalmente leida.
En las largas charlas mantenidas en su escritorio al que por años acudieron quienes buscaban su sabiduría y conocimientos, nos enteramos del sufrimiento que le acompañó toda su vida. La pérdida de su madre en edad temprana y más tarde la de sus hermanos , hicieron de Rafael un melancólico irrecuperable.
Un enamorado de la belleza.
Un soñador con ojos abiertos.
Un agradecido de la vida
Le oí decir: -¨solamente quien ha sufrido mucho, es capaz de crear; al que todo le es fácil, seguramente, esto no le interesa¨

A continuación Gladis Fittipaldi se dirigió a los presentes. Dijo: ¨Hace pocos días visitó Tapalqué, en el marco del Programa Municipios Saludales, el Dr. Horacio Pracilio, profesor de la cátedra de Salud y Medicina Comunitaria de la Facultad de Ciencias de la UNLP y Director de Maestría de Salud Pública, de la misma Universidad. El profesor se refirió a la democracia participativa y su importancia para la creación de un municipio saludable, al que definió como un proyecto de toda la comunidad que requiere de un espacio de participación social. Puntualizó la diferencia entre democracia representativa que se expresa en los partidos políticos y se ejerce a través del voto y la democracia participativa que es donde el ciudadano ejerce sus derechos sociales y culturales y participa en la vida pública. Y en una reunión de trabajo junto a Beba y Susy, en la que organizabamos este homenaje , advertimos que en realidad de eso se trataba: un grupo de personas que en ejercicio de su derecho a participar, decide reunirse para homenajear a Rafael Darío Capdevila, en reconocimiento a su obra literaria, a sus trabajos de investigación en general y del habla paisana en particular y por haber incluido en sus libros la vida de Tapalqué y su gente. Se eligió el mes de Noviemre con la intención de incluir esta recordación en los ac tos conmemorativos del aniversario de Tapalqué. Y ante la falta de respuestas viene al caso recordar estos conceptos de la democracia participativa. Y resulta todo un símbolo que Capdevila que tenía una inteligencia privilegiada y una cultura superior junto a la fortaleza del roble , la sagacidad y perspicacia del zorro y la modestia de las flores silvestres, esté entreverado en esta conversación. Evidentemente nos indica un camino que necesariamente debemos transitar juntos porque, en definitiva, nos une el mismo amor por Tapalqué, por su gente y por su historia, un Tapalqué para todos, donde sus habitantes puedan construir un promisorio futuro¨.

Seguidamente luego de la presentación del libro ¨La dinastía pampa de los Catriel¨, publicado por Ediciones Patria, en dos tomos y que cuenta con un prefacio firmado por Capdevila fechado en Tapalqué, diciembre de 2001, se leyó un artículo que aparece en la contratapa del libro, pieza de inusitada belleza, algunos de cuyos conceptos se transcriben a continuación:
¨Y sabremos porqué el arroyo cantarino discurre mientras pasa y descifraremos sus arcanos procelosos. Y en las noches serenas del verano los efluvios de la Cruz del Sur preludiarán en sutiles melodías una como lejana vidalita. El misterio de ese amor se asemeja a la poética y dramática Edda de una saga escandinava trasplantada al tuétano de la Pampa Argentina que nos relata sucesos de una edad que se fue, de ferocidades que sangraron evocadoras de penas dolientes, violencias salvajes y estampidas como el galope de un corcel desbocado en la inmensidad de las llanuras, escenario grandioso donde sollozaron cuitas insondables de cautiverios y holocaustos¨.
Y en el párrafo final dice: ¨Salgamos del centro de la vorágine o la rutina de la vida diaria. Atisbemos hacia las pampas del poniente En lontananza, volveremos a escuchar los alaridos de la horda y el entrechocar de sables y de lanzas, junto al gemido y la imprecación, que están ahí nomás , al alcance de nuestra imaginación y de nuestra sensibilidad. Y concluiremos por elevar una oración que bendiga conmovida a esta tierra donde nacimos, luchamos y sufrimos y en cuyo seno amoroso hemos de reposar en el descanso final que siempre llega¨.

A continuación el profesor Ramón Marina leyó poesías de Capdevila previo un análisis muy interesante que hizo de cada una de ellas que mostraban esa faceta de romántico y soñador que conformaba su personalidad.

Susy Lapasta presentó una obra plástica. Explicó que se había inspirado en una frase pronunciada por Capdevila en una de las tantas conversaciones mantenidas en su escritorio, color sepia: ¨Cuando nos vamos , no nos vamos del todo. Somos partículas del Cosmos danzando en la eternidad¨ Y luego leyó un capítulo de ¨Regreso al Paraíso¨, un libro publicado en el año 1993, donde Capdevila cuenta pasajes de su niñez y adolescencia.

Beba Lapasta, con las dotes de interpretación que la caracterizan, leyó uno de los ¨Cuentos del Caminante¨ otro de los libros de Capdevila, publicado en el año 1985. Con el título¨El vislumbre¨, el autor le da vida a uno de los recuerdos de Sengo Balladares, donde participaba Jorge Nadal, personaje -este último- muy popular en Tapalqué.

Seguidamente Felipe Protzucov -el escritor berissense radicado en Tapalqué- leyó un poema de su autoría, dedicado a Capdevila. La gente premió con un prolongado aplauso la creación del poeta y la emotividad de su lectura.

Luego se habló de ¨El Habla Paisana¨ obra Monumental -como la calificara Fernando Pagés Larraya- publicada en el año 2004, para resaltar algunos de los aspectos que hacen a la riqueza del libro

La reconocida cantautora de Olavarría, Estela Loos, interpretó varios temas camperos de Pedro Risso para cerrar con una canción de amor, inspirada en las palabras de Beba dedicadas a la Señora Delia Sacco de Capdevila, esposa del escritor, refiriéndose al amor que los había unido en vida y que perduraba en el tiempo. El acto alcanzó en estos momentos un clima de profunda emotividad

Finalmente, la doctora Ruth Capdevila agradeció el homenaje realizado a su padre e ilustró con palabras muy sentidas, la vida de la familia ,-su madre y su hermano Sergio- compartida con alguien tan especial. Sus palabras: ¨Cuando uno evoca un ser querido, la memoria es un largo río inatajable, que de pronto puede transformarse en un mar de lava ardiente o en un mar en calma. Así desde este colegio, desde esta casa raigal, desde este viejo recinto de padres y abuelos, desde este barco imaginario en el que navego, desde el cuenco de la sangre, registro como fiel cronista de una historia familiar intransferible, la presencia de mi padre. Del hombre, de su largo camino poblado de historias, de momentos felices, de luchas, caidas y salvaciones. Lejanísima niña, lo veo en la penunbra del atardecer en su escritorio, sumergida su cabeza en la luz de la lámpara, la mirada ávida sobre las paginas de un libro. Papá está leyendo, investigando, escribiendo, desgranando el pensamiento de los inteligentes, la orfebrería del lenguaje, la intensidad de los sentimientos. El tableteo de la vieja maquina de escribir -heredada del abuelo Rafael- nos indicaba que debíamos bajar la voz. Lo hacíamos instintivamente, sin que nadie nos lo pidiera.
Cuando llegaba la hora de la cena preparada amorosamente por mamá el momento se transformaba en algo delicioso, porque nuestro padre nos narraba cuentos, anécdotas risueñas, propias y ajenas. Llevados por la magia de su voz, recorríamos a caballo nuestras pampas, rescatábamos cautivos de los indios, navegabamos por el mar de los Sargazos junto al pirata Sandokan, descubriendo tesoros fabulosos. Viajabamos por continentes interiores y exteriores. Éramos héroes destinados a combatir a los villanos.
Que rica infancia la nuestra. Como no serlo, con este patriarca fundacional y propiciatorio. Con este padre -y esta madre- que nos educaron con el ejemplo, subrayando nuestro camino.
El nos enseñó, a mi hermano y a mí, a sacudir los mantos de sombra. A exigir la luz. A Amar el conocimiento. A querer a las personas por lo que son y no por lo que tienen. Ha inquirir, a mirarnos y mirar al otro por dentro. A volver al origen. En fin, a tratar de buscar en la vida, el perfil mas transparente de la felicidad.
Nadie ignora que, aunque la historia no tiene comienzo ni fin, la vida humana cumple su ciclo. Asi, como todos, retrocedo y avanzo en el tiempo, auscultando los meandros de las recordaciones que no se detienen. Nada importante se olvida y nada ocurre en vano.
Jose ingenieros en un fragmento de su obra: "El Hombre Mediocre", escribió magistralmente: " Aunque los hombres carecemos de mision trascendental sobre la tierra, en cuya superficie vivimos tan naturalmente como la rosa o el gusano, nuestra vida no es digna de ser vivida sino cuando la ennoblece algun ideal. Las existencias vegetativas no tienen biografia: en la historia de la sociedad solo vive el que deja rastros en las cosas o en los espíritus. la vida vale por el uso que de ella hacemos, por las obras que realizamos".
Rafael Dario Capdevila dejó rastros que quedaron plasmados en sus obras. Que están a la vista. Para beneficio y enriquecimiento espiritual de todos y cada uno de aquellos que quieran conocer lo nuestro. Nuestros paisanos, nuestras tradiciones, nuestra gente, nuestro Pueblo. Porque mal puede uno querer la grandeza del lugar donde ha nacido, negando o desconociendo su propia identidad. Por todo ello estamos aqui presentes, agradeciendo su legado. Dando testimonio de lo que fuimos, de lo que somos y de lo que seremos.¨

En síntesis, se vivió un día pleno de emociones. y al mismo tiempo de paz interior por haber logrado concretar un homenaje largamente esperado. Más que recordar su muerte se dedicó la jornada a celebrar su vida y a recordar su obra que, como dice la parte final de un poema que le escribiera a Capdevila quien firma este artículo- y que no fue leido por razones de tiempo- ...lengua criolla genuina, / voz que habita el silencio, / esencia y permanencia / más allá de la memoria y el olvido / y más allá del tiempo¨.
Gladis Fittipaldi

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