Jesús nace en Belén. En Él podemos ver a Dios
¡Qué maravilla! Él vino hasta nosotros por caminos humanos, a través de la encarnación en el seno de una mujer: María.
Esto subraya la realeza del hombre y el respeto máximo que debemos tener por la vida humana.
Jesús ha venido a la tierra para devolvernos la condición de hijos de Dios.
Cada uno de nosotros somos los absolutos responsables de la salvación que nos trajo.
Quiera Jesús, con su infinita bondad y sabiduría golpear la puerta del corazón de tantos padres que lanzan sus hijos a la noche, a la droga, a la iniciación en las relaciones sexuales cada vez más temprana, tal como si fueran animalitos.
quiera Jesús con su claro mensaje que los hombres aun no quieren escuchar, llegar a los responsables del caos, la corrupción, la maldad, la injusticia y el peligro que corren nuestras vidas por el incesante deambular de niños que conducen motos y automóviles con el permiso y el dinero de sus padres, sin respetar nada y a nadie.
Los días que preceden a la Noche Santa, son días para pensar, para bajar las velas y descansar en la orilla, para rumiar la vida, para cosechar lo sembrado en el año, para meditar, para contemplar, para encender la lámpara que siempre ilumina la esperanza y la fe.
El Evangelio dice que hay tiempo para todo y un tiempo para edificar…
Quiera Dios entonces que pronto llegue un tiempo para poner límites, exigir respeto y volver a vivir en valores para edificar la Vida.
Susy Lapasta.
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