martes, 27 de mayo de 2008

Remontando vuelo ***** por Nano

El 25 y la Locura
Escenarios.En el mundo, el pais, el pueblo, late lo incierto
.
No me asombra un delirio más de por allá. Si lo debo llamar por su cabal expresión, estamos ante un grotesco delirio más, fellinesco argentino, algo tan caracterisitico´como el dulce de leche o el ridículo más amargo de perder 5 a 0 con Brasil!
En pocas palabras absurdo, un pais más de Macondo que de algún lugar realmente posible, con mentes predispuestas a la tragedia, a ver con apocalíptia perseverancia el peor de los escenarios posibles.
Pasó el 25 de mayo, lejos queda en mi el conmemorar fechas si es que alguna vez lo hice. Los símbolos patrios no me interesan, ni de los de mi patria ni de la de otros. La realidad sincera me ha alejado de dios y de nacionalismos.
Verborrágico, insistente, el pais con mejores condiciones va a la deriva. Se nota ya el desgaste de generaciones perdidas, de falta de educación, de muestras brutales de frustraciones. El resultado es un fanatismo pueblerino, casi superticioso de ponerse de acuerdo sobre la luz mala.
Si nos hubiera ido como debiera ser, los pueblos estarían prósperos, la gente activa educada y ese folcklore tan reivindicado, estaría nostálgicamente casi perdido en el vértigo del desarrollo. Las microempresas producirían, los edificios y oficinas se alzarían de la nada, las autopistas y los servicios de transportes serían modernos, la gente tendría disimuladamente educación terciaria y se dedicaría a desarrollar hobbys que devengan en ideas maravillosas.
El ser franco y previsible sería una complicidad sólida, el verso dejaría paso a la planificación, los presupuestos se corregirían cada veinte años, se divisaría el devenir con menos angustia, los hospitales tendrían sus profecionales preparados, las escuelas sus maestros políglotas.
Las educaciones técnicas formarían los oficios, el diseño cobraría valor estético, los carpinteros serían prolijos ebanistas, los herreros joyeros, los albañiles no tocarían una carretilla que no sea automática y la ergonomía advertiría de cómo no romperse la espalda a lo bruto.
La educación infantil enseñaría a lavarse los dientes, la higiene a lavarse las manos.
Postular como debería ser un pais que se empecina en retozar, corcovear y brioso no se deja poner un bozal, ni retener, es una utopía de ilusión a la distancia.
Aunque ese pais da tantas sorpresas que todavía está la posibilidad de ganar un mundial de nuevo, mostrándole al mundo, especialmente a los que les va mejor con todo bajo control, como derrochamos incongurencia argentina y nos reimos de nuestro propio espejo.
Orgullosos de nuestra propia locura, una carcajada de Molina Campos con poncho y escarapela.
De casualidad me ha tocodo vivir en lugares previsibles y me he ido dando cuenta que cuando del bienestar general se trata, no hay otra entrada.
O se entra por la puerta de la cordura o metafóricamente hablando, con unas copas de más en auto nuevo, salís disparado por las calles a ver a quién te llevás puesto. Si te llevás puesto al mismísimo Estado, lo seguís puteando cuando te despertás en el hospital público.
Si entre tantas disputas algún mago parara la pelota, se podrían esbozar las premisas o por respetar nuestra tendencia a la prepotencia, los dogmas, para lograr un pais sustentable.
Digamos que se cuenta con las bondades de la naturaleza, las extensiones casi exageradas y la buena predisposición. El argentino, si bién devenido mas en torpe que ilustrado, coincide seguramente deste Usuhaia a la Quiaca que la naturaleza se debe cuidar, que los hijos se deben educar con cariño, que estos deberían heredar un pais en las mismas o mejores condiciones que el que heredamos nosotros.
Abrazar un sueño que nos reivindique, un objetivo digno, sin fanatismo. Con ese objetivo en común trazar los parámetros ambientales a respetar, desde la producción hasta la conducta social, llevarlo adelante desde el interés que nos beneficia a todos y a los que vendrán.
Ese se me ocurre, consciente naif de mi parte, un camino loable para empezar a sumar.
Seguir así es deshojar la escarapela de necios y cual paciente autodestructivo desear que se vengan los mismos o peores inviernos.
Sin pensarlo o porque la patria es la infancia, el 25 lo pasé remontando un barrilete. Una estrella amarilla de lunares que el viento llevaba quinientos metros y eclipsaba al sol…

1 comentario:

Unknown dijo...

creo que ahora si voy a poder comenzar amandar mis comentarios. espro que salga gracias a la ayudita de Gladis.
besos y abrazos a la distancia
guri desde la boca