viernes, 28 de mayo de 2010

ME GUSTA ESCUCHAR TANGOS CUANDO LLUEVE


Y yo no sé el por qué.

Será tal vez porque los tangos tienen

un dejo de tristeza y de nostalgia

y junto con la lluvia, como un llanto

pintan todo de gris,

con algo de amargura.

Uno tras otro se deslizan lentos

como pasan las horas infinitas

de las esperas y de los aguantes,

con sus letras mil veces repetidas.

Con promesas de amor que no se cumplen,

con abrazos, con furias, con heridas,

dolores y traición,

farol y esquina,

adoquines que nunca vi en mi pueblo,

y malevos que nunca vi en mi vida.

Pero yo no estoy triste cuando llueve,

a mi la lluvia se me antoja amiga

trae olores de tierra remojada,

de siestas con sabor a tortas fritas,

de charlas mano a mano con amigos

que se apuraron con su despedida,

de mate amargo con los pies helados

en la cocina de una casa antigua…

BEBA LAPASTA

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