miércoles, 19 de mayo de 2010

Recuerdos de la Escuela Pública: laica, gratuita y obligatoria - I parte -



Hace un tiempo hablabámos en este espacio de la Ley 1420 (año 1884) -laica, gratuita y obligatoria- que nació en un momento en que se necesitaba incorporar -al cuerpo social de la Nación- a los inmigrantes que habían llegado a poblar estas tierras, a los marginales, y/o a los perseguidos por la justicia.
Uno de los éxitos de la Ley, fue lograr que llegara un mensaje a la población. La Escuela Pública era el único medio eficaz de movilidad social. Quienes asistían a ella, iban a progresar en la vida. ¿Como hicieron con los medios de comunicación rudimentarios, que existían en la época, como ya lo hemos visto en estos artículos? Es uno de los misterios de esta cruzada. Sin embargo lo lograron y fue lo que llevó al país a situarse económica y culturalmente en un lugar de privilegio entre las naciones del mundo.

Se le pueden atribuir múltiples errores a la escuela de ese tiempo: autoritarismo, aplicación de la fuerza pública para que los alumnos concurrieran a clase, ignorancia en cuanto a la psicología del niño, entre otros múltiples, pero sus resultados fueron óptimos. Si se la juzga en el contexto histórico, estas características eran comunes en la época. ¿Quién no escuchó el dicho: "La letra con sangre entra"? No era lo correcto, pero existía en el pensamiento colectivo.

Escuela Nº1 de Tapalqué


La Escuela Nº1 de Tapalqué fue, sin duda, la que encarnó los postulados de la Ley Nº 1420. Un excelente cuerpo docente estricto, exigente, austero, fomentaba en el alumnado el cumplimiento del deber, la honradez, el deseo de trabajar, el amor a la familia, el respeto hacia las leyes y hacia los demás, entre otros aspectos que serían largos de ennumerar. La escuela exhibía un clima familiar y de superación constante que llevaba a los alumnos a sentirse orgullosos de pertenecer a ella, como parte de una gran familia.

Algunos se preguntarán por qué excluyo a la Escuela Nacional 158. Muy simple, porque ella fue creada bajo los postulados de la Ley Láinez (1905), por lo que su origen obedece a otras motivaciones. Esta ley autorizaba a la Nación a abrir escuelas rurales, infantiles, mixtas y elementales, "en las provincias que lo soliciten donde se impartirá un mínimo de enseñanza". Para su apertura se tenía en cuenta la tasa de analfabetismo del lugar. Generalmente se las ubicaba en la zona rural, como la Escuela de "El Mirador", pero en el caso de la 158, se la estableció en pleno centro, lo que le permitió tener un desarrrollo constante en su labor de formar a varias generaciones.

La Escuela Nº1 en la década del 40, tenía hasta 6to grado y alli venían chicos de otras escuelas donde se cursaba hasta 4to grado. Los alumnos de la 1, los esperábamos con cierta suficiencia ya que tenían que abandonar su lugar y caer en nuestra órbita, pero bien pronto estas pequeñeces se olvidaban y juntos formábamos una gran familia.

En el año 1946, -después de la llamada revolución del 4 de junio- separaron los grados superiores por sexo. De un lado las niñas, del otro los varones (en nuestra ingenuidad no nos dimos cuenta de preguntarnos ¿de que revolución nos están hablando?) Se retrocedió así, más de 50 años. Prácticamente se volvió a cuando existían escuela de varones o escuelas de mujeres. Pero lo más grave de todo era, que para emparejar la cantidad de alumnos que tenían las dos secciones, se pasaban varones que tenían parientes, al grado de mujeres. Hubo chicos que como no aceptaron esta arbitrariedad, abondonaron la escuela primaria, cuando les faltaba pocos meses para terminar los estudios. Lamentable.

Muchos de los que estudiamos en esa época, guardamos los mejores recuerdos de la escuela Nº1. Nos forjaban una personalidad creativa, solidaria y participativa. Se valoraba la inteligencia y el cumplimiento del deber, pero poseer esas caracerísticas no era un privilegio, se les exigía más. Y se preocupaban para que todos salieran adelante. Recuerdo que en una oportunidad se preparó una velada artística en el cine Tapalqué. Hay alguien del grupo que conserva el afiche de ese espéctáculo. Sería bueno lo escaneara para agregar a estos artículos. Se representaba, creo que la Cenicienta. Norita Ufano era la intérprete principal y yo era una de las invitadas al baile del casamiento. ¡Qué emoción! Usé un vestido verde de gasa que nos prestó Mirén Urchoeguía. Lo bueno era que las mismas maestras nos conseguían los trajes que íbamos a usar para que las diferencias económicas no se hicieran tan notorias. Mamá con sus manos mágicas me lo arregló a nuevo, pero como las fotografías eran artículos de lujo en esa época, sólo quedan los recuerdos.

En los primeros párrafos hablé de la superación constante que nos inculcaba la escuela. De ese grupo en general de familias de trabajadores, algunas muy humildes, como era mi caso, prácticamente todos estudiamos y los que no lo hicieron, ocuparon lugares destacados en las fuerzas vivas de la ciudad y conservamos, entre nosotros, un afecto constante a través de los tiempos. Nos reunimos a los 25 años de egresados, a los 50, participamos en todos los aniversarios importantes de la Escuela (cuando fuimos invitados) y los que aún sobrevivan se reunirán a los 65 o 70 años, seguramente.

Reconocer el trabajo de los maestros en su lucha contra el analfabetismo y su esfuerzo para lograr que el alumno transitara por un camino de superación constante, es una de las formas que tenemos de honrar el Bicentenario.

Sorprende que en algunos medios de comunicación haya gente que hable con liviandad de la fecha u otros que se apoderaran de ella, como si fueran los dueños de la historia. El país lo hemos forjado entre todos y en todos los rincones de la patria hay gente que ha puesto su granito de arena para engrandecerla.

Se desvaloriza a los hombres de Mayo, sin tener en cuenta la época en que les tocó vivir. Se la juzga a través del conocimiento y de las comodidades que proporciona el avance de la ciencia y de la técnica, pero que sería de estos modernos detractores si tuvieran que viajar en carretas o diligencias y romperse el alma para criar una familia numerosa.

Honrar al Bicentenario no es identificarse con el Gobierno. Es ocupar nuestro lugar en el mundo exponiendo nuestros ideales. Otros expondrán los suyos. Y entre todos deberíamos formar un país que lucha por su superación. Si aún no es posible, es porque hay dirigentes que ganan con las divisiones, pero ya vendrán tiempos mejores...

El día que aprendamos a aceptar nuestro pasado como parte de un todo, (con virtudes y defectos) y nuestro presente como un camino que tenemos que transitar juntos, se habrán logrado las condiciones básicas para marchar hacia el porvenir.
Gladis Fittipaldi

* La foto corresponde a la Escuela Nº1, en el día de su inauguración en el año 1908, extraida con autorización de la página www.tapalquedeayer.com.ar

*El próximo artículo estará dedicado a los maestros. Se publicarán algunas fotos interesantes. Se pueden enviar artículos y fotos de todas las escuelas.

*También habrá fotos de trabajadores que con su labor digna contribuyeron a la marcha del país.

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