Reflexiones sobre el Bicentenario

"En primer lugar quiero felicitarte de todo corazón por la "cobertura" del bicentenario que hizo el blog. Estuvo espléndida (esta es una palabra que no uso nunca); ya empezó un tiempo antes con todas las notas alusivas... M.M".

Gracias M.M. por tus palabras y las hago extensivas a quienes enviaron sus colaboraciones para sumarse al homenaje. Tu mensaje me sirve como introducción a unas reflexiones que pensaba hacer sobre los acontecimientos surgidos a raíz del Bicentenario. En un momento en que los ánimos estaban crispados y la palabra Patria parecía no figurar en el vocabulario de los argentinos, llámese por intuición periodística, conocimiento, experiencia que dan los años, o ideales que afloran en el momento preciso, decidimos apostar al Bicentenario, con una óptica distinta. Ubicarnos en el tiempo histórico, dejar de juzgar a los que trascendieron su época, con los ojos del presente, expresar con claridad nuestras ideas aunque muchos no las compartan, con el blog abierto para quien piense distinto y profundizar en los temas de educación y cultura que es a nuestro juicio y de muchos de los lectores que nos acompañan, el camino por el que se debería avanzar hacia el progreso y la superación de los argentinos.
Hemos disfrutado las transmisiones de los festejos del Bicentenario que se realizaron a través de la televisión pública y privada. La inauguración del Colón nos pareció un espéctaculo significativo Una magnífica oportunidad para mostrar a aquellos que rechazan la cultura (sin saber que es) como se eleva el espíritu a través del arte y que, como lo demostró el presidente de Uruguay, a través de sus relatos y con su presencia, al Colón pueden ir todos los que lo deseen, aún sin corbata.
El Cabildo, testigo impávido de estos doscientos años de historia, revivió con la proyección de imágenes en 3D, en un documental que recordaba episodios del pasado argentino. Además, un desfile artístico a cargo de Fuerzabruta que se realizó por las calles de Buenos Aires, con la participación de más de dos mil artistas. Nos pareció un espéctaculo novedoso y atractivo por lo desconocido. A todo esto hay que sumarle el desfile histórico-militar, la música con la presentación de artistas populares y otros espectáculos que dieron brillo a la celebración.
Pero creo que lo mejor del Bicentenario fue el pueblo argentino que salió a la calle para festejar y participar de los actos. No hay duda que transmitió un mensaje con su masiva presencia. Cada uno interpretará ese mensaje según su pensamiento. Desde nuestra óptica quedó de manifiesto, claramente, que la gente quiere participar en paz y en libertad, quiso festejar el Bicentenario sin tener por eso que indentificarse con el que gobierna ni con los opositores, disfrutar con el otro aunque no lo conozca o piense distinto a él, y sin palabras, nada más que con su presencia, estuvo a una altura mayor que algunos dirigentes que querían quedarse con los réditos de la celebración. Desde la calle o desde su casa dejó en claro que la herencia de los Hombres de Mayo es de todos los argentinos, por lo tanto el Bicentenario le pertenece a todos. Sin palabras ratificó lo que expresa el Preámbulo de la Constitución Argentina : Un país "para nosotros y para todos los hombres del mundo que quieran habitar este suelo argentino"
GSF