Ayer, 27 de diciembre, apareció en la sección¨Otras opiniones¨ del diario ¨El Día¨ de La Plata, un fragmento del Editorial del diario ¨El Tiempo¨ de la ciudad de Azul. En el mismo se habla de la celebración del 7 de noviembre, aniversario de la creación de Tapalqué. ¨En ese marco -dice- se puso de manifiesto que el Municipio solo, no puede hacer todo lo que se le reclama. Para ello necesita la ayuda, el trabajo de todos los vecinos en forma unida siguiendo políticas de Estado. Quiere decir que a pesar del tiempo transcurrido, los objetivos se deben lograr sin importar las personas y las ideologías que detentan el poder en ese momento. Trabajando juntos -continúa- gobierno y pueblo, sin egoísmos, buscando el bien común y en pro de objetivos y logros predeterminados, no importando las personas ni las ideas de los gobernantes, es la única forma de ir para adelante, progresar y dejarles a las generaciones venideras la posibilidad de tener mejor calidad de vida¨.
El párrafo transcripto -no se menciona el nombre de quien pronunció estas palabras- hace surgir algunos interrogantes:
¿Quién fijó las ¨políticas de Estado¨ y los ¨objetivos predeterminados¨?
¿Las fijó el partido gobernante o se han fijado por consenso con otras fuerzas políticas?
¿Conoce la población cuáles son?
¿Ha podido opinar sobre esas políticas de Estado u objetivos predeterminados ?
¿Pudo la población, por sí o por medio de sus representantes, sugerir alguna modificación?
La conclusión es simple. Si las fijó quien detenta el poder, justo es que ese mismo poder trabaje para lograr sus propios objetivos. De otra forma se daría el caso que el gobierno, unilateralmente, fije los objetivos, ocupe los cargos municipales, cobre los sueldos por desempeñarlos ¿y los vecinos luego, deben trabajar gratuitamente para lograr objetivos que le son ajenos?.
Por poco que se analice, se advierte que el procedimiento es otro. Amplia convocatoria, acuerdos mínimos, publicidad en los medios locales para que se entere la población, consultas, audiencias, reuniones públicas, rectificaciones cuando sea necesario, etc. etc. Y recién entonces, cuando los objetivos surjan del consenso, se puede hablar de políticas de Estado.
Y otro detalle importante: Las palabras que se pronuncian -más aún cuando se les da tanta publicidad- deberían estar refrendadas por los hechos. Al respecto vaya un ejemplo ilustrativo, ya conocido por los lectores: En octubre de 2008 intenté comunicarme con el señor Intendente Municipal para comentarle un proyecto. La idea era solicitarle se destinara un lugar en la ribera del arroyo para crear un paseo donde se plantarían árboles en memoria de escritores, músicos o cualquier otro ¨hacedor de cultura¨ y/o artista popular.
A pesar de llamar por teléfono en varias oportunidades, no logré ser atendida y lo mismo sucedió con las notas enviadas, por distintos medios. No obtuvieron respuesta.
Si un cuidadano no logra que el señor Intendente Municipal escuche una idea que luego podría haber sido rechazada, modificada o derivar en un trabajo conjunto ¿cómo no dudar cuando se habla de la ¨conveniencia del trabajo de los vecinos en forma unida (...) y de trabajar juntos gobierno y pueblo, sin egoísmos¨?
Cuesta creer ¿no?
G.S.F.
lunes, 28 de diciembre de 2009
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