Se aproximan los días en que la cristiandad celebrará la fiesta más hermosa que une las almas y nos debiera hacer más hermanos.
Y en esta patria que nos duele tanto, desfilan a diario las imágenes de María y José buscando un sitio para dar cobijo a la sangre de su sangre.
Madres que imploran justicia y pan.
Rostros desolados de jóvenes sin un trabajo digno, sin futuro, sin esperanzas.
Innumerables filas de hermanos nuestros que no tienen salud, despojados de toda dignidad, ante la impasibilidad de los que debieran hacer lo que les toca hacer, pero no lo hacen.
Y no siento deseos de escribir poemas, siento vergüenza, rabia, dolor y desencanto.
Por eso, la querida Negra Mercedes Sosa, lo cantó, lo dijo a viva voz cuando debía decirlo:
Sólo le pido a Dios
Que el dolor no me sea indiferente,
Que la reseca muerte no me encuentre
Vacío y solo sin haber hecho lo suficiente.
Sólo le pido a Dios
Que lo injusto no me sea indiferente,
Que no me abofeteen la otra mejilla
Después que una garra me arañó esta suerte.
Sólo le pido a Dios
Que la guerra no me sea indiferente,
Es un monstruo grande y pisa fuerte
Toda la pobre inocencia de la gente.
Sólo le pido a Dios
Que el engaño no me sea indiferente
Si un traidor puede más que unos cuantos,
Que esos cuantos no lo olviden fácilmente.
BEBA LAPASTA
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