domingo, 25 de abril de 2010

Comidas criollas


Hay veces que los temas se cruzan en nuestro camino. Siempre estoy conectada con la Casa de la Décima en Cuba. Hace pocos días me comunicaron que en la realización mensual de las Noches de Iberoamérica, este mes habían elegido a la República Argentina y que en el transcurso, la Asociación Culinaria Cubana, iba a servir panqueques. Me sonó igual que el guiso de cordero que hicieron en Tapalqué . Enseguida, defensora de la cultura criolla, les envié un mail diciéndoles que si ellos querían, les enviaba la receta de las tortas fritas criollas que hacía mi madre, más autóctonas que los panqueques. A vuelta de correo electrónico me comprometieron a que les enviara la receta porque les interesaba muchísimo.
En la familia el único que hace las tortas fritas igual que Mamá es mi hijo mayor Jorgito. Cuando estábamos escribiendo la receta para enviarla, intervino Joaquín diciendo que para que entendieran mejor había que enviarles un video. Resultado quedaron que el sábado próximo nos vamos a reunir para realizar el video, sobre la realización de las tortas fritas, para enviarles a los cubanos.
Este relato sirve como introducción para contar que nuestro apellido es Fittipaldi y estoy muy orgullosa de llevarlo porque es sinónimo de laboriosidad, perfil bajo (no es frecuente que escriba en 1ª persona como en este caso), buen humor, culto a la familia, entre otras características que tuvieron estos dignos inmigrantes. Pero la cultura de mi casa fue eminentemente criolla. Y cuando digo criolla, estoy hablando además de gente de campo, chacareros, reseros, buenos jinetes que se iban de un "galopito hasta Córdoba", como sabían decir, de cantores de décimas, recitadores y buenos asadores de corderos.
Cultura criolla en la comida, en las reuniones y en las costumbres. Y como decía Atahualpa:
Gente de mano caliente
por eso de la amistad,
con un rezo pa’ rezarlo,
con un llanto pa’ llorar.*

Con un horizonte abierto,
que siempre está más allá,
y esa fuerza pa’ buscarlo
con tesón y voluntad...

En mi casa eran famosas las tortas fritas y las empanadas criollas que hacía mamá, el puchero riquísimo, el cordero hasta el gancho, la factura de cerdo, el dulce de leche casero, el arroz con leche, el estofado con espinazo de cordero, el guiso de zapallo de tenedor parau, pero la verdad, debo decir, que jamás comimos guiso de cordero. Seguramente que bien preparado debe ser rico aunque se me ocurre que si la preparación es la del auténtico guiso, debe salir algo grasoso.
Cuando les mencionaron a las señoras que estaban allí, el guiso de cordero, algunas mostraron cara de desconcierto. Si esta gente del canal público que nos visitó, les hubiera interesado la cultura del lugar, hubieran investigado algo más sobre comidas autóctonas. No se ve cual es el objetivo de un canal que dice ser federal, presentar como típicas, comidas que deben ser de otros lugares. Un poco desprolijo ¿no?
Otra cosa que me llamó la atención fue que la historia de Tapalqué empezó con el Cantón, Juan Manuel de Rozas, 1839. Al parecer no existieron pueblos originarios. Pero éste es tema para otro artículo... ¡Hasta pronto!
Gladis Fittipaldi

2 comentarios:

BEBA dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
BEBA dijo...

Es cierto, de tu apellido doy fe, ya que por mis venas corre la misma sangre por parte de mi madre cuyo apellido era Fittipaldi, que combinada con sangre criolla e india forman una mezcla de cual no dejo un solo día de enorgullecerme.
por eso me enganché como Atahualpa:

Con permiso via a dentrar
aunque no soy convidao,
pero en mi pago, un asao
no es de naides y es de todos.
Yo via cantar a mi modo
después que haiga churrasquiao.

(aunque la pretención sea un poco difícil, no deja de ser una costumbre auténtica).

25 de abril de 2010 14:43